A finales de febrero
el viento parece
apoderarse de todo,
pero es calmo, no es violento
es amigo fiel que me acompaña
por este camino inhóspito
mientras mi mirada contempla
un horizonte de tristeza
disfrazado de montañas.
En estas tierras
el sol ya se asoma
secuestrando
el moribundo invierno
que no podrá llevarse, con su frío
el helado dolor
que a cada paso mío
de su grandeza se jacta.
Al final solo queda
la pena, mi figura y el viento.
Me deja clarísima la imagen del caminante dolorido en medio del camino , con un fiel acompañante, y que sigue arrastrando su dolor. Hermoso. Gracias por colaborar aquí.
Me gustaMe gusta
http://chadicadipedro.wordpress.com/ 🙂
Me gustaMe gusta
Hola. Gracias por visitar. ¿Estás interesado en participar aquí?
Me gustaMe gusta