Volver, sin volver a nacer,
es un tiempo derrochado
en marcharse para no volver.
No podemos marcharnos
porque estamos aquí,
porque nuestras cosas,
están dónde las dejamos.
Y huir, cual presa
ya apresada por el pánico,
supone admitir
haber perdido la vida
justo antes de huir
¿Cómo vamos a marcharnos
del lugar al que hemos llegado?
Es como si el escapista
quisiera desvelar su escape,
o conceder el prestido al duplicado,
encerrando sus ojos en el foso
consintiendo que la hechicería
acabe reduciéndose en él,
fingiendo ser él.
Pues marcharse, es andar
lo andado,
pero con el viento y la sombra
al revés,
y los guijarros,
mirando hacia otro lado
¿Marcharnos?
¿Cómo vamos a marcharnos
si todavía no nos hemos encontrado?
Enrique Urbano.
Ohhh… me ha conmovido mucho por lo que creo que he comprendido en ella. Lo maravilloso de la poesía: la interpretación. Es hermosa y cierta, maldita sea.
Me gustaMe gusta
Lo maravilloso de este suburbio es que el lector, leyendo, se convierta en poeta, mientras el poeta, escribiendo, se convierta en otro lector, que lee.
Gracias.
De nuevo, te felicito por tu infinita labor.
Me gustaMe gusta
Cierto cierto. Yo a ti por compartir estas cosas. Abrazo!
Me gustaMe gusta