Recuerdo perfectamente lo que me enamoró de ella. Fue esa capacidad de sonreír con la mirada. Ese brillo que destilaba ilusión y ganas de comerse el mundo. De comerme a besos.
¡Y esos besos tan especiales! Cuando nuestros rostros se separaban, su sonrisa dibujaba un «gracias por hacerme tan feliz«. Sin palabras. Sin sonido. Sin nada que entorpeciese ese momento.
Pero hoy me he dado cuenta de que, con el paso del tiempo, se me olvidó ver cuando miraba y por eso, hasta hoy no he sido consciente de que en sus ojos ya no hay brillo. No hay ese destello tan especial.
En su mirada se dibuja la desilusión que sus labios no quieren decir. Ha sido, en este instante, cuando he sido consciente de que, aunque siga a mi lado, la perdí hace tiempo, probablemente mucho tiempo, pero ni siquiera sé cuanto.
http://lainmortalidadelcangrejo.wordpress.com/2013/09/10/la-mirada/
una mirada lo dice todo. precioso
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Muchísimas gracias bellezazorazon! Por eso hay que estar atento siempre a lo que se dice con los ojos, conexión directa con el alma.
Un beso!
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