Asoleo mis pasos indecisos,
el vacío devora la palabra,
y se deshace el minuto
en el desgranar perfecto de los segundos.
La calle abre sus compuertas,
en la pleamar de un cuento inconcluso,
con el sol enredado en el cabello,
me abrazo a la higuera.
La jacaranda se mece en la risa de la tarde,
extiende sus múltiples labios
azul-morado
y el día se vuelve una metáfora espléndida.
Reblogueó esto en Cultureando en Barinas.
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Reblogueó esto en Lengua de Venus.
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Qué pulso tan sensual. Una de esas piezas a leer repetidamente, sin perder jamás su eco.
Un saludo.
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Me ha gustado ya que no retroalimenta el dolor. Es mas, abre una puerta al azul, cuando la gente en esto de los blogs la suele cerrar. Bien escrito, también por cierto
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La magia de la naturaleza. Un abrazo
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La siempre mágica naturaleza.
Otro abrazo para ti
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