De vez en cuando decido caminar solitario, en esa ruta que me lleva hacia ningún lugar y que, a la larga, es hacia donde en realidad quiero ir. Solitario voy en mi ruta, mas solo no estoy del todo. Gente se cruza en mi camino y, a veces, intercambiamos un gesto, una palabra o, simplemente, una mirada.
Nunca había pensado en el significado intrínseco que posee cada intercambio que hago con todos aquellos que se cruzan conmigo de manera fugaz. Hasta ese día. Ese día en que, de todos los cruces fugaces que he tenido, tú, precisamente tú, quedaste marcada en mi alma como si fueras una profunda cicatriz sobre la piel.
No sabría explicar el porqué de nuestro breve encuentro, sin embargo, tu presencia durante ese momento, la forma en que cruzamos y sostuvimos nuestras miradas el uno sobre los ojos del otro, esa sonrisa que compartimos, todo eso en menos de dos segundos, fue lo más real que he podido sentir en mucho tiempo desde que comencé a caminar por esta ruta.
Tan real fue, que mi consciencia se derrumba en este mismo instante por no haber hecho nada más que ser cómplice de un momento tan fugaz. Se siente como si el mismo infierno me quemara en vida como castigo por mi inútil actuar. Ha sido luego de ese momento que muchísimas imágenes han venido a mi memoria, viejas y algo borrosas, y me recuerdan a ese yo que nunca intentó cruzar una puerta luego de que le mostraran que estaba abierta.
Me arrepiento. Me arrepiento por no haberme detenido aunque fuese una vez, por no sostener aún más la mirada, por no dirigir una palabra siquiera… en fin, por no haberlo intentado.
Te convertí en una oportunidad que se diluyó en un mar de muchas. Lo que antes han sido otros para mí, lo he sido yo para ti esta vez, es decir, un cruce, un momento fugaz.
Tus ojos, mis regalos. Fueron ellos quienes se abrieron para mostrarme todo tu interior. No necesité nada más que eso para hallarme en plena certidumbre y abrir mis puertas también. No es que no pueda hacerlo, es sólo que nunca imaginé que alguien pudiese desnudar mi alma tan fácil como apagar una vela con un aislado soplido.
Y tengo este remordimiento de sentir que tú viviste el mismo momento que yo. Que sabes que esto no fue un cruce normal, esporádico y sin sentido. No te conozco, pero aun así te sentí tan real como el suelo que pisaba mientras caminaba. Dos segundos fueron suficientes para conocernos y enamorarnos, para darnos cuenta de que todo lo que necesitábamos en ese momento éramos tú y yo. Nada más.
Si una nueva oportunidad apareciese frente a mí, créeme, haría de ese momento fugaz una historia inmortal. Por ahora, sólo puedo agradecerte por esos breves y eternos dos segundos… nuestros segundos… que fueron suficientes para entenderlo todo.

Me recuerdas encuentros con alguien en el Cali de mis años locos….
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Espero sean bellos recuerdos al día de hoy… un saludo.
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Estimado Esprami: Las oportunidades se quedan o se escapan para siempre a veces en menos de dos segundos. Saludos.
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Así es estimado Carlos. Ojalá ese «a veces» no se transforme en «eternidad». Muchas gracias., saludos.
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Oh, una descripción perfecta en esas frases. La puerta abierta, la vela. Me encantan las imágenes que evocan, es decir, como la frase pinta un cuadro, y luego evoca el sentimiento que produce el ver ese cuadro. ¿se entiende? Como si fueran varias capas… Abrazo!!
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Es una alegría que te haya hecho sentir ese sentimiento. Provocar algo, en lo más mínimo, significa para mí toda una victoria y me basta, Un abrazo!!
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http://www.youtube.com/watch?v=ZoEOXu1_hy4 🙂
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JA! He disfrutado montones este corto!! Fantástico Elvira! Jajaja estuvo buenísimo (e intenso), es la versión larga de este relato. Me hiciste la mañana! Un abrazo! 🙂
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Me alegro, me gusto mucho tu post 🙂
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Es todo un honor para mí saber que te gustó mi escrito Elvira. Un abrazo! Ojalá tengas un corto para mi próxima publicación jaja 🙂 Un abrazo
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A veces dos segundos bastan…
Aprendes más que en toda una vida
Un saludo mi querido amigo
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Correcto mi estimado amigo, a veces solo eso basta y a veces hasta sobra… Un abrazo y un saludo querido Tone.
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Reblogueó esto en Cultureando en Barinas.
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