No soy decente cuando escribo,
soy sinceramente indecente.
Cuando hablo de ti
He de morir en tu recuerdo
como una gota de lluvia triste
sumergida en la sequedad
de un desierto
que jamás ha llorado,
que nunca ha vivido.
Si escuchara tu voz
en el eco de la multitud,
sería capaz de distinguir tu sonrisa.
Cuando te amo
Amar solo la materialidad de la piel
es algo que nos encadena,
obsesiona.
Amar el ser nos termina liberando,
incluso cuando muere el amor.
Amarte a ti.
Amar todo de ti.
Amar de ti lo que sonríe en mí.
Amar lo que eres,
lo que respiras.
Amar que existes.
Amarte toda.
Amarte a ti.
Cuando te desnudo
Eres la canción culmen de mi existencia,
la creación que mis palabras
buscan en una mirada
que es firmamento,
que es infinito.
Soy el nervio de tu desnudez.
La estrella incandescente de tu ser.
El árbol inmaculado de tu tierra.
La proliferación del cielo.
El todo.
Recuerdo la belleza de la penetración
mordisqueando las almas
con un beso floreciendo
desde lo profundo
de nuestras bocas.
Recuerdo la belleza de tu desnudez
pintando pálida la eclosión de tu piel
mientras me evaporaba
en la sumisión de tus caderas.
La odisea de amarte
se escribe en la sangre,
se respira en el aire,
se hace efluvios en la humedad
que enreda los cuerpos y las bocas.
Cuando aprendo
Aprendí que la belleza
no es un ideal de mujer:
es la sensación profunda
que deja tu piel al incendiar
los poros y raíces de mi cuerpo.
Aprendí a escribir en versos
en el largo de tu cuerpo;
escribir desde tus estrellas de sal
hasta los límites de tus angostas fronteras.
Descubrir un nuevo continente en ti,
ser un mártir incondicional de tu alma,
tu escribidor de aguas azules,
la desolación dulce de tu pérdida.
Cuando olvido
Como no sentirse olvidado
por esas caricias que fueron mi causa,
mi secreto absoluto,
mi elegía más noble,
el amor más intenso,
mi deseo total.
Y lo es.
Aunque cese de contradicción,
de apremio ilegítimo,
de condena injusta,
de fallo irremediable,
de libertad absoluta,
de absolución indiscutible.
La razón del péndulo
no es la hora perdida
o la apelación sangrienta
o la grieta escarchada
o la negación íntima
o el goce profundo.
No es.
Cuando duelo
Somos la herida que no coagula
en un velo de cenizas;
la mortaja que no hiede,
el aroma del celo
la verdad que no ausculta
el veneno de la ira.
Cuando la poesía
La poesía me insinuó
un camino de luz.
Un guiño nuevo,
una manera asimétrica
de comprender el universo.
Me libró del ocre yugo
de mí mismo.
El vértigo de tus palabras
me provoca esa ausencia de vacío,
me evita caer,
me hace sentir alado,
me exilia de mis pies de plomo.
¿Y si lo pienso?
¿Y si lo leo?
Una cosa es escribir,
otra es amar,
y una cosa muy distinta
es conjugar ambos destinos.
Si la poesía es melosa,
la leo.
Si es ruda,
feroz, sucia,
entera, incompleta,
amorosa, eterna,
concreta,
la leo.
Si es poesía,
la leo.
Me gusta la poesía
de amores claros y oscuros,
la rebelde,
la de la gente y sus dioses,
de las cosas o las cebollas,
la poesía comprometida.
Escribir es como lanzar un beso al viento:
no sabes qué destino tendrá.
De tanto escribir cosas bellas,
empecé a sentirlas.
Cuando la luna
Yo ya era lobo
cuando tú apenas eras luna.
Y en esa noche
acoplamos el firmamento
en una ocre panoplia.
Cuando ella
Ella mira triste las pálidas estrellas
sentada a la vera gris del firmamento.
Sus ojos lloran la sal del cielo.
Sus lágrimas son las mías.
Ella escribe para sí misma.
Ella escribe de alguien que no existe.
Ella se escribe a sí misma
con el deseo ardiente
de que le escriban así.
Cuando nosotros
Nosotros vamos por la vida
escribiendo sobre nosotros
que vamos por la vida escribiendo.
Cuando la vida
Ese empeño de convertir
la vida en un burdel,
el amor en una guerra,
la poesía en una mascarada,
el infierno en un asilo.
No soy decente cuando escribo,
soy sinceramente indecente.
Por ello esa desnudez
que no solo se refleja en un espejo,
en el alma, en el cuerpo,
en las cicatrices.
Heme aquí.
Alejandro Cifuentes-Lucic © Texto original para Salto al Reverso / 2014
Fotografía: «Autorretrato».
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No soy decente cuando escribo.
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¿Qué mas puedo decir, Alejandro? Honrada de que compartas esta belleza aquí en Salto, poeta.
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La belleza absoluta no existe y es una abstracción subjetiva, pero estos versos…
Son sinceramente bellísimos.
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