Katty perdió su virginidad a los quince años. Aunque era lo que ella había soñado desde que conoció a su príncipe, no dejaba de llorar. Había extraviado una de las zapatillas doradas de ballet en el apartamento de Reynaldo. Estas zapatillas fueron un regalo de su madrasta. No eran mágicas, pero fueron las que utilizó en su debut como bailarina hace un año en el musical Cinderella. Jamás este joven de veintisiete años, candidato a doctor en sicología, le devolvió la zapatilla.
Sus lágrimas fueron más de quince. Y dejaron en Katty, un sabor a veneno. Todavía busca el antídoto.
La imagen está debidamente registrada y autorizada por Photl.com.
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Para compartir este micro desde Saltoalreverso para mis queridos amigos.
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Muy bonito. La importancia de los valores en cada uno de nosotros. Un abrazo fuerte.
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Me alegro que te haya gustado. Las princesitas tienen que tener cuidado con los gavilanes, especialmente los que casi le doblan la edad y las emboban con cuentos de hadas. El mundo ha cambiado, pero desde que el mundo es mundo siempre hay personas, tanto hombres como mujeres que dominan el arte de mentir y la seducción. Lo importante es perdonar nuestros errores porque somos responsables, no cupables. Hay que seguir la vida con dignidad, pese a nuestras equivocaciones. La vida es breve pero está llena de encantos y alegría. Abrazotes Cristina!!!
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Katty perdió la virginidad y una zapatilla. Sin embrago, no creo que extraviase su dignidad. O ese es mi deseo para ella, Edwin.
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Estoy 100% de acuerdo con vos querida amiga. Aunque no podemos olvidar que los niveles de conciencia en los seres humanos es único. Los problemas o situaciones son según los percibimos. Por eso, ya no creo en el pecado, ni en la culpabilidad. Simplemente vivo mi vida sin hacer daño a nadie. Tampoco dejando que me hagan daño a mí. Pero siempre asumiendo mi responsabilidad sobre mis actos. Errar es de humanos. Viva la imperfección. Besotes y abrazos mi reina!!! 🙂
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¡Este Reynaldo tan pícaro! Jaja. Un abrazo, Edwin. 🙂
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Hey, creo que tú eres más pícaro que Reynaldo. Un abrazo amigo Esprami!!!
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Una aseveración muy interesante, amigo mío. Mas no soy capaz de afirmarlo o contradecirlo. Un nuevo misterio sin resolver. Otro abrazo!
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Jajaja 🙂
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