Para tu belleza oriental.
El invierno ternura del cuerpo ausente
es tu mirada antes y después del adiós.
Verte sonreír de grises pensamientos
cuando soy como el brillo del silencio;
poco y nadie, y también quizás. Quererte.
Andaré sin recuerdo por mucho tiempo
aunque sueñe lejano el abismo tierno,
aunque estés cansada de entenderme.
El frío del calor de tu cuerpo, mi nombre,
la sensación oruga hiriente, los cielos
bajan por mis hombros y aunque estés
siento que ya te has ido, adiós tal vez.
Bello poema.
Me gustaMe gusta
Reblogueó esto en Cultureando en Barinas.
Me gustaMe gusta