—Tengo que —dijo él.
—No tienes que. Es solo que quieres irte —dijo ella.
Él miró brevemente a su mujer, su semblante dolido, sus ojos llorosos. No sintió nada.
Luego sus ojos se desviaron hacia la vista panorámica. Era una tarde cálida y ruidosa. Los sonidos de los autos se escuchaban incluso desde la terraza abierta del décimo piso.
Pero él realmente no veía los techos de los edificios ni oía el tráfico de la ciudad. Quien dominaba su mente era ella. Ella, la que le decía día y noche: «Déjala. Vente conmigo. Déjalo todo».
—¿Por qué quieres irte? —siguió su mujer, exigiendo su atención.
Una pausa indecisa. Un suspiro cansado.
—Es ella. —Sintió cálido en el cuerpo el alivio de la confesión.
—¿Qué…? ¿Hay otra? —La voz entrecortada—. ¿Quién ella? ¿Quién es?
Y él, sin contestar, sentía cada vez más fuerte el fastidio de oír a su mujer, el supremo cansancio de la batalla, las ganas de ceder, el llamado de ella.
—Ella, ella. Ahí está —dijo señalando a un punto vago sobre los tejados—. Allí.
La mujer, en un mutismo confuso, buscando algo que no vería.
El hombre, en el momento de decisión.
Giró bruscamente hacia el balcón.
Inesperado, duro y con esa vuelta de tuerca que resuelve dos incógnitas. ¡Magistral, Carla!
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Humildes gracias por tus palabras, Verónica. Sonrío.
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Hago mías las palabras de Verónica. Fabulosa, como siempre. Un abrazo.
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Gracias, Benjamín. Un abrazo fuerte.
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Simplemente maravilloso. Felicidades.
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Muchas gracias.
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genial
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Gracias 🙂
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Tengo que… (imposible, nunca voy a poder terminar una frase en esta casa). Un abrazo, Crissanta.
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:p Un abrazo, Eduardo.
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wow!!
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Gracias…
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Inesperado y conciso
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Así, a veces, como la vida. Un abrazo Josep.
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Certero, terrible, directo.
Si todo lo que escribes se hiciera realidad, habría que ser muy valiente para vivirla. Y yo que no lo soy, que no puedo serlo, sé cuál sería mi lugar.
Allí. En el giro, tus palabras enaltecen tu alma. Eres una escritora poderosa y sencilla, Carla. Una escritora brillante que aún no lo sabe.
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Ojala que lo que escribo no se haga realidad, no al menos este tono de escritos. Que se queden en relaciones de realidades pasadas, lejanas, cercanas, ciertas, falsas, paralelas.
La valentía a veces consiste en solo resistir en silencio. Y salir vivo después. Nada que luzca extraordinario. Y a veces es tratar de parecer y vivir como alguien normal después de ello. Nada espectacular, pero un reto. Creo que esa es la valentía más sutil. Tu lugar está alto.
Te doy las gracias más humildes por tus comentarios sobre mi escritura. Impulsan a mi alma a seguir.
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Excelente, Criss …Felices fiestas
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Gracias 🙂 Felices fiestas para ti también!
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Reblogueó esto en La realidad alterna.
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Me encanta saber que sos la autora detrás de esto 🙂
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Me encanta que te encante 🙂
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Feliz Año Nuevo. Espero que sigas escribiendo, para contar contigo este y muchos años más!
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Feliz año nuevo para ti. Gracias por tus palabras. Seguiré adelante, claro. Un abrazo.
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Magnífico 😀
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Gracias! 🙂
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😉
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Acabo de releerlo.
¡Simplemente genial!
Un abrazo desde Guayaquil.
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Gracias por releerme, de verdad. 🙂 Saludos.
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Me gusta leerte, admiro tu trabajo. ¡Sigue así!
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Gracias :’)
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🙂 Abrazo interdimensional.
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