Coincidían tan poco que hasta parecía que coordinaban para no verse. El ritual consistía en hacer cálculos a base de suposiciones: «tal vez hoy nos veamos», «¿qué pasaría si…?», «te lo iba a contar», «nunca voy a ser lo que deseas que sea».
Y fue así como la inconstancia de sus encuentros los llevó a acostumbrarse a la ausencia.
Reblogueó esto en El blog de Alejandro.
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Un amor que murió por la inacción, triste.
Un saludo desde Ecuador.
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Y limitado por la costumbre, un saludo desde Paraguay. Abrazo.
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La inercia mata. Saludos!
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Totalmente de acuerdo Matías, ¡saludos!
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