Tal vez algún día soñemos con un mundo mejor, más bonito, más alegre y más sutil. Mientras tanto conservemos la esperanza, simplifiquemos el juego y admitamos sin tapujos las verdades que asedian nuestro dormitorio.
Un detalle, como ejemplo de lo que puede llegar a ser el enigmático sabor a mañana: si hoy damos un paseo por la vereda del Gran Parque y clavamos la mirada en el horizonte, veremos aquello que solo ven los que admiten su ceguera.
Que gran realidad, a veces soñamos con casi imposibles, y no disfrutamos lo que tenemos a mano. 🙂
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Bienvenido al blog, Daniel. Es un placer tener tus fotografías aquí. ¡Un abrazo!
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El placer es mío Crissanta, espero estar a la altura. besos….
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