Psicoorigami


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Una tarde, mientras jugaba en la oficina de su madre, Rodrigo hizo un avión de papel. Por aquel entonces era la única pieza de papiroflexia que podía realizar. Se paró cerca de la ventana del octavo piso donde estaba la oficina y lanzó el avión. Se lo quedó viendo mucho rato. De repente, Rodrigo sintió que planeaba lentamente y que el viento lo acariciaba. Esa sensación lo acompañó unos segundos hasta que, de repente, se halló a sí mismo caído en el suelo.

Aquella experiencia extraña no se repitió hasta que cumplió veintiún años. Se hallaba en otro octavo piso, en su puesto de atención al cliente en el Servicio de Rentas Internas. Rodrigo estaba aburrido, era uno de los días muertos de inicios de enero, donde a nadie le importaban sus impuestos. Agarró una hoja de reciclaje e hizo un avión, del mismo modelo que de niño. Lo lanzó con todas sus fuerzas, como queriendo huir del lugar aunque sea por un instante. Volvió a sentir que planeaba lentamente, dibujando espirales de vez en cuando. Esta vez no sólo lo sintió, sino que también lo vio todo de forma muy nítida. Se vio cayendo y volando, se vio dibujando más espirales en el cielo durante unos segundos. Un instante antes de que el avión de papel tocara el suelo, la visión de Rodrigo se desvaneció y se halló a sí mismo dormido en su escritorio.

En la noche, luego de regresar del trabajo, Rodrigo se sintió muy intrigado por la visión que tuvo en la mañana. Decidió que era tiempo de relajar la mente y el cuerpo, por lo que se preparó un baño de sales en su tina y un porro más bien pequeño. Durante el baño, entre nubes de humo cítrico, recordó que de niño también sintió algo parecido al lanzar un avión de papel. Pensó y pensó. Viajó y viajó en sus pensamientos y en su índica embriaguez. Luego de unos veintiún minutos sintió la imperiosa necesidad de hacer un barco de papel, agarró el periódico que acostumbraba tener cerca de la tina e hizo uno. Para él no era nada raro el hacer barcos, hasta adulto lo acompañó el gusto por jugar a la guerra naval en sus constantes baños de tina. Pero esta vez era diferente, esta vez hizo un solo barco y se lo quedó mirando por mucho tiempo. Pasó una hora, pasaron dos, y Rodrigo seguía mirando fijamente su barco. Miró y miró, hasta que empezó a sentir que el frío del agua lo acariciaba. No sólo eso, sino que también sintió que flotaba. Los minutos pasaban y Rodrigo solo se dedicó a disfrutar la extraña experiencia. Pasaron otros minutos más y adquirió el sentido de la vista. Esta vez, en lugar de ver que caía desde el cielo, se vio a sí mismo desmayado en la tina. Al verse en ese estado, se dio cuenta de que, en realidad, no eran visiones las que estaba experimentando, sino que, de alguna manera, su mente se transfirió al barco de papel. Sintió pánico al principio, pero lo tranquilizó el hecho de ver que su cuerpo no corría ningún peligro.

Pasaron los minutos y Rodrigo logró volver a su cuerpo. No se lo creía, así que decidió salir de la tina, secarse y encerrarse en su cuarto a pensar. Ya en su habitación, Rodrigo hizo un pequeño elefante con un billete de un dólar y lo colocó frente al espejo de su aparador. Se acostó un rato en su cama y cerró los ojos, se concentró mucho en el elefante de origami. Pasó horas tratando de transferir su mente al elefante, hasta que, tras mucho esfuerzo, lo logró. Esa noche no durmió, y faltó la mañana siguiente al trabajo. Fue así como Rodrigo se pasó tres días entrenando duro hasta que dominó por completo su recién adquirido poder de transferencia mental.

Con los años, Rodrigo realizó toda clase de experimentos, estudió y delimitó los alcances de su habilidad. Resulta que solo servía en figuras de origami hechas por él, en una a la vez. Durante su vida utilizó su poder de formas disparatadas y ocurrentes. Por ejemplo, acostumbraba regalar lirios de origami a las mujeres que le llegaban a gustar, para de esa manera poder verlas en sus habitaciones. A más de una logró ver desnuda con ese método. También, en sus vacaciones del trabajo, solía hacer un elefante con un billete de un dólar y se relajaba dejándose llevar por la gente durante horas. El problema estaba en que, si demoraba mucho, su cuerpo debía pagar los estragos de la inanición y la deshidratación.

Rodrigo vivió feliz muchos años de su vida, sin contarle a nadie sobre su extraña habilidad. Antes de partir de este mundo, en su lecho de muerte, le regaló a su hija un nenúfar delicadamente hecho con papel de seda. Le pidió de favor que lo cuidara como una reliquia, junto a sus cenizas, y que conversara con él siempre que desee.

Después de la muerte de Rodrigo, su hija hizo con el nenúfar tal como él pidió. Cada vez que ella conversa con él, siente un inexplicable apoyo.


Texto: Donovan Rocester

Imagen: Blacksmith Dragonheart

44 comentarios sobre “Psicoorigami

  1. Oye, revisé la imagen de dónde la obtuviste y veo que la resolución está bien pero es de tamaño demasiado pequeño. ¿No podrás conseguir una parecida pero más grande? Has probado el buscador de Creative Commons? No podemos usar esa en la revista. 😦

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      1. Realmente no es por mi..es por mi hijo,es un apasionado de los elefantes y no se de donde lo sacó. Tiene ya una extensa colección de muñecos,juegos y peluches de elefantes e incluso lo llevamos a ver uno de verdad y tiene una foto subido encima. No les tiene ningún miedo.Así que mi nombre se lo debo a el.Y mi felicidad también.

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  2. Excelente relato, realmente mis felicitaciones.
    Esta es una de estas pequeñas historias que me encantaría no fuera tan corta, ya que luego que te identificas con el personaje y sus figuras de origami quisieras que la flor que dejó luego de su muerte siguiera sus aventuras en un mundo real mezclado con fantasía y sueños de un nenúfar de origami.
    Me avisas si alguna vez continúa la aventura.
    Un abrazo desde Venezuela. 🙂

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    1. Hola, Miguel. Me alegra que te haya gustado mi relato 🙂

      Pues con respecto a continuarla, puede ser, consideré continuar ciertas vivencias de Rodrigo con sus poderes. Suelo continuar mis cuentos y relacionarlos, como por ejemplo la nueva sección de mi blog: https://donovanrocester.wordpress.com/category/las-hermanas-encapuchadas/ , que cada cierto tiempo tiene un relato nuevo.

      Un abrazo desde el vecino Ecuador 🙂

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