Las memorias vivas
Entre las notas altas y dispersas de una vida
aparecen los inhóspitos arpegios,
únicos momentos que despejan lo que abruma
al corazón de un solitario en ayuna.
Lo que todos desean es constancia,
tal instancia solo es primera si se alimenta de momentos,
evitando la premisa de los lamentos.
De adelante voy hacia atrás y me pierdo en el retorno
Allanan mi morada las luces del ocaso,
proyectan ilusiones a las que yo ya no hago caso,
en el sendero me he perdido de regreso
me siento preso,
en circunferencias viajo cazando un eco distante.
Persona
Quisiera dar color a mis paredes nuevamente,
a mi alrededor hay lienzos blancos quebradizos,
mi palacio mental es una ruina de antaño,
repetitivo y tedioso es el sepia que lo cubre,
se ha vuelto lúgubre e inhabitable.
Siento que mi espacio ya no es mío,
he dejado de ser yo,
pero aún no me convierto en nadie.
Promesa
En momentos desesperados aparece una promesa
un manto sagrado ajeno a la comprobable se manifiesta,
vendiendo ideas etéreas y difusas,
pero maravillosas y abundantes…
un mar de duda, pereza e inseguridad atenta contra aquella luz,
y de allí nace la excusa perfecta,
la contrariedad
para justificar la vida en la cúpula siniestra
de la que tanto reclamas,
sin embargo la veneras en silencio.
Vida
Amas la seguridad consumista
y le temes fuertemente a la naturaleza de los momentos,
a los recuerdos dolorosos olvida,
que tu alma viva en paz con tu cabeza.
Avanza un poco más allá de tu palacio,
deja la tristeza en el pórtico del hogar
y no mires hacia atrás.