Tan hermosas ellas
con sus curvas armoniosas,
con sus cuerpos vibrantes;
en su frecuencia marcada
y en sus vestidos la clave.
I
Recostadas en su escalera alfombrada;
las recuerdo en cada canción.
Me place escucharlas,
me place tocarlas.
II
Me enloquecen al borde de la sinestesia.
Todos las oyen, pero no las ven;
yo las puedo ver mientras las escucho.
Me enamoran sus formas.
III
Los músicos las tocan y no las pueden ver,
yo las puedo ver y no las puedo tocar.
Me queda dibujarlas
y comérmelas a besos en cada trazo.
¡Bienvenido a Salto al reverso! Ah, la sinestesia. Muy bien representada aquí. Saludos.
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He podido ver la «consistencia» de ciertas notas musicales 🙂
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Me han encantado las megacorcheas. ¡Saludos!
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A mi también me encantan así.
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Hermoso poema, hermosas las chicas. Yo de joven tenía el cuerpazo de la de 440.
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¡Wow! Sí, son hermosas.
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