Maldita comedia


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Una y otra vez. Es por mí que se va a la ciudad del llanto… El escrito que coronaba las puertas del noveno círculo del infierno de Dante volvía. Como el estribillo de una canción de verano. Como los rezos que le habían inculcado en el colegio de monjas. Siquiera recordaba haber leído nunca Alighieri, y aun así, siempre era la misma fórmula. Es por mí que se va al dolor eterno. Bajar las escaleras de la boca del metro (donde sufre la raza condenada) y comenzar a repetir continua y obsesivamente esa retahíla,  hasta salir al exterior en otra parte de la ciudad. Sabía qué era aquello que se leía justo antes de traspasar las puertas de noveno infierno.

«Es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno y el lugar donde sufre la raza condenada, yo fui creado por el poder divino, la suprema sabiduría y el primer amor, y no hubo nada que existiera antes que yo, abandona la esperanza si entras aquí».

Cada vez que iba en metro se repetía cada palabra dentro de su cabeza hasta el infinito. Abandona la esperanza si entras aquí.

Maldito metro.

Divina comedia.

4 comentarios sobre “Maldita comedia

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