La receta. Infalible listín de procesos que fundamentan el diseño del sabor. Con los materiales más deliciosos, podemos dar forma a la octava maravilla culinaria. Y a su vez, con dichos conjuntos anónimos construimos un lienzo blanco que aspira a convertirse en obra.
Durante cada paso en la producción gastronómica se abre una ventana a la especialización, la técnica, el estilo y la sazón. Un mundo dentro de otro, y así el universo de las ideas se expande. Concebido por la curiosidad y el hambre. La vida culinaria me absorbe y me hace parte de ella.
Entre un bosque de especias me pierdo, ¡alegre!, aunque aveces soy guiado por proteínas tradicionales, salsas empalagosas y un sinfín de comensales tediosos… siempre encuentro la luz al caer en una olla con agua hirviendo, y un paquete de pasta linguini a la mano.
Sin nada que hacer a media noche, acechado por un apetito desgarrador, contenedores vacíos, alacenas rebosantes de polvo y sabores enlatados que no complacen ni a una rata, te encuentras con una alternativa que el humano común desatiende a lo largo del camino, evade comerla siempre con la excusa de «su típica y fácil preparación». Pero se equivocan, no tienen ni idea de lo aquello que tienen al frente, la vida hecha masa. Y la masa, hecha pasta.
Me brindas lo que necesito, haces armonía con todo aquello que en la naturaleza nace y en la cocina siempre me dejas pintar obras de arte contigo.
Gracias, en nombre de todo aquello que es delicioso.