Efecto mariposa


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Mariposa gigante. Ilustración de la bestia que representa al efecto mariposa, por Blacksmith Dragonheart.

—Oye Blacksmith, —interrumpió Hunter la conversación que él mismo inició conmigo mientras observaba como construía una nueva arma en mi taller— ¿qué sabes tú sobre el «efecto mariposa»?

Para Hunter y otros, es muy conocido el concepto perteneciente a la teoría del caos que enuncia: «el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo», el cual a veces se cumple literalmente… y a veces solo de forma figurada. Lo cierto del concepto es que una casualidad por minúscula que sea, sí tiene una influencia significativa en el desarrollo de los eventos, tanto positivos como negativos.

—¿Por qué? —le pregunté levantando una ceja, por la cual caía una gota de sudor producto del calor de las brasas y el esfuerzo de golpear el acero forjado— ¿Qué tiene que ver con lo que te estaba diciendo?

—Es que solo he escuchado esas teorías de por allí, y no me convencen. Pero tú debes saber algo más sobre ese tan popular efecto mariposa…

—En realidad no sé mucho, pero sí se la historia de alguien que una vez conocí.

—¡A ver! cuenta. —me dijo mientras se sentaba con esa emoción en los ojos pero con los brazos cruzados que reflejan la personalidad del caballero oscuro Hunter.

Entonces procedí a contarle…

***

En nuestro diario caminar por la vida nos llegan una serie de situaciones y toma de decisiones con resultados positivos o negativos, y sabemos que algunas cambiarán significativamente el rumbo de nuestros destinos. A veces nos llegan oportunidades buenas y a veces nos llegan desgracias y tragedias, pero seguimos sin preocuparnos porque sabemos que «no hay bien que por mal no venga»…aunque en el mundo del pequeño Jacob no ocurrian muchas cosas positivas que digamos.
El pequeño Jacob en realidad es un adolescente que físicamente de pequeño no tiene nada, pero su mirada es tan triste y tierna que al verlo te da la sensación de que estás viendo solo a un niño. Su pequeño mundo oscuro estaba tan lleno de traumas, baobabs y demonios horrendos, que su tristeza y sufrimiento interior fueron tan grandes que rompió las barreras del universo; y en alguna parte de la existencia actual, una niña especial llamada Pamela tuvo pesadillas con la tristeza profunda de este chico.

Jacob, cansado de ver que por más esfuerzo y empeño que le ponía a las cosas, no le resultaban ni daba un acierto, y ver cómo otros por pura casualidad y suerte les llegaba el éxito, decidió hacer lo que todos los jóvenes de su edad hacen: suicidarse… pero por unas cuantas horas. Ahora sabemos porqué los adolescentes duermen tanto.
El joven decidió morir al exterior y descansar en paz… al menos por unos minutos. Pero la mente maquinatoria de este muchacho no se quedaría allí. Mientras dormía, meditó profundamente, no sabía cómo meditar ni mucho menos había leído algo al respecto… a él no le gustaba leer, pero por sus propios medios logró llegar a sus adentros y sin saberlo pronto descubriría porqué le sucedía lo que a los demás no y viceversa.

Una vez relajado en su cama, la mente del joven estaba sumergida en una gran oscuridad, pero percibía que había llegado lejos: a las profundidades del universo y las conexiones con otros. Así como lo lees, al mismo Jacob la experiencia le resultaba tan rara, que pensó que ya se había vuelto loco. El joven allí no podía ver imágenes ni escuchar palabras, pero podía percibirlo todo a su alrededor. Era mucho por explorar, pero su ira y coraje por descubrir lo que sucedía con él no lo dejó analizar todo en su viaje; y su impulso lo llevó a la puerta que él quería, hacia lo que él buscaba.
Al atravezar esa puerta… portal, agujero o lo que sea que el joven percibía, pues no veía, no escuchaba, los sentidos convencionales no funcionaban allí por alguna extraña razón. Se encontró a sí mismo junto con las demás personas de su entorno, y todos estaban sujetos con suaves cintas de terciopelo que no los dejaban caer al abismo oscuro que estaba debajo de ellos… excepto él, Jacob estaba suspendido de una cadena en lugar de una cinta de terciopelo. Aquella oscuridad del abismo debajo era aún más negra que arriba donde se encontraban todos supendidos. Sí, hay un color negro cien veces más oscuro que el que conocemos, pero no está disponible para los sentidos primitivos que tenemos acá.

Jacob se sentía inútil, con su cuerpo encadenado, se sentía estúpido y desafortunado en esa injusta situación, y percibía como él y los demás eran movidos de aquí para allá. La mayoría de las personas a su alrededor sonreía en medio de la oscuridad invisible que los envolvía, Jacob podía percibir sus sonrisas espectrales… ¿oscuridad invisible? sí, es difícil de relatar, estamos hablando de una dimensión diferente en donde nuestros sentidos no tienen sentido… ¡vaya dilema! En fin, es invisible porque sabes que estás a oscuras, pero por alguna extraña razón puedes ver o percibir a los demás.
De pronto Jacob escuchó una carcajada que venía desde arriba, ¡por fin pudo escuchar algo!, escuchar como podemos escuchar con nuestros oídos -sí, tengo que especificar- y entre todo el movimiento armónico de las personas, el movimiento que lo llevaba a él era errático y empezaba a chocar con los demás, y los que estaban cerca de él dejaban de sonreir y se volvían irritables y agresivos. Jacob, al pensar que se trataba de un sueño y que por lo tanto no podía hacerle daño a nadie decidió mostrar su rabia por primera vez: gritó y tensionó todos sus músculos como si de una escena de esas series de anime que él veía se tratara. Convirtió toda su tristeza en coraje, una ira profunda que conmocionó el espacio donde estaba y con un movimiento brusco de su cadena azotó y lanzó a todos a su alrededor.
Los demás al estar ya lejos, paulatinamente volvieron a sonreir y regresar a su movimiento armónico guiados por sus cintas de terciopelo.

La ira de Jacob era tan grande que no se detuvo allí, tensionó la cadena tratando de romperla, pero todo intento era inútil. En cada suspiro para tomar aire y seguir gritando (lo que aparentemente era inútil porque no se escuchaba nada), podía sentir como quemaba cada una de sus tristezas y desventuras que podía recordar, y las convertía en ira; al sentir esto pensó que realmente podía volverse loco si detonaba todo su «combustible», pero ya suficiente locura era pasar por todo lo que había pasado en su vida, la cual no era muy diferente a la pesadilla que estaba teniendo ahora mismo.
Jacob, en su posible último momento de cordura desencadenó toda su ira y su actuar se volvió el de una bestia desmesurada que sacudía las cadenas y las mordía, el fenómeno fue tan salvaje que las cadenas no se rompieron por los esfuerzos del muchacho, sino que se derritieron y finalmente lo soltaron. Jacob en su descontrol no cayó en cuenta de su victoria… ni de que caía velozmente en el vacío más negro que la oscuridad en la que estaba.
Tarde se dió cuenta que al ser soltado por las cadenas, estaba cayendo en un vacío completamente oscuro, tan oscuro que podrías cortar la oscuridad con una navaja… no sabía si realmente caía… o ascendía, no sentía su cuerpo, no había nada ni nadie, sus sentidos funcionaban, pero ya no podían percibir nada, como antes que podía sentir personas e incluso lugares.

—¿Soy libre? …¿o estoy muerto? —vibró Jacob luego de calmarse y ver la negra realidad en la que estaba.— Quizás ambas cosas sean lo mismo: estoy muerto y por lo tanto ahora soy libre. —reflexionó.— Y quizás por hacer lo que hice, creo que estaré condenado a vagar en esta inexistencia… solo, sin los demás… ¡mejor! —exclamó, sintiendo eso que uno siente mientras sonríe.

Ni Jacob reconocía si habían pasado días o milenios de estar allí, ni siquiera el tiempo se percibe igual cuando estás en una dimensión o universo desconocido, luego de calmarse y aceptar su paz como victoria de un juego tan desalmado e inclemente, pensó:

—¿Y si regreso a casa tal como vine? ¿Podré hacerlo?… no es lo mismo aquí, pensar en este lugar es desesperante, no siento que pueda…

Y tenía razón, en un lugar vacío y sin nadie, donde los sentidos no perciben nada, el cerebro se confunde y los pensamientos no son iguales, pero en su completa calma Jacob lo intentó. Meditó y tan pronto como se concentró, sintió un portal que se abría detrás de él, alrededor, dentro de él… bueno, de alguna forma que no se puede describir con palabras ni con ilustraciones. Apenas logró eso, sintió una cadena tomar su brazo y escuchó una voz siniestra que le dijo:

—¡¿A dónde vas?!

Jacob recordó que era la misma voz que escuchó reir cuando era movido violentamente por la cadena. Y al oir eso y verse en la misma situación otra vez, Jacob no dudó en adentrarse al portal rápidamente, pensó en romper la cadena como antes, pero si lo hacía perdería concentración y el portal desaparecería. Dentro de sí sintió la plena seguridad que hacia donde sea que lo llevara el portal estaría mejor, y una vez allí podría librarse de las cadenas.
La fuerza de Jacob fue tanta, que logró su cometido, y la entidad que lo atormentaba le dijo:

—¿Me llevas contigo?… ¡Te vas a arrepentir!

Luego de todo lo que había experimentado, Jacob no tenía miedos ni dudas, su mirada cambió de triste y tierna a una mirada llena de odio y coraje. El portal finalmente lo llevó a algo así como un desierto, donde ya podía ver, tenía un suelo el cual pisar, aire que respirar y cuerpo con el cual desplazarse. El muchacho sentía por primera vez algo que nunca había sentido: seguridad.
Jacob miró su brazo izquierdo con la cadena e intentó cortarla mediante el portal… pero el portal no se cerraba. Nuevamente podía escuchar esa carcajada siniestra proveniente del otro lado del portal y podía sentir como este era azotado y forzado a abrirse.

—¿Te crees más fuerte que mí? —habló nuevamente la siniestra entidad.

—¡¡¡Déjame en paz!!! —le contestó Jacob airado, luego tiró de la cadena con fuerza pretendiendo que el ente se golpeara con el portal… y lo logró.

Jacob se preguntó cómo su oponente reaccionaría a esta agresión, pensó que de seguro era su fin, porque se notaba que algo muy grande y siniestro estaba del otro lado del portal, y sus fuerzas para luchar y tratar de mantenerlo cerrado ya no eran muchas. Pensó que su muerte estaba cerca, cuando del otro lado del portal se oyó nuevamente a la voz decir:

—¡Te torturaré hasta la muerte! Y cuando mueras, te reviviré para seguirte torturando. ¡Jajaja! —rió como si hubiera leído los pensamientos de Jacob.

Un frio extraño recorrió el cuerpo del chico, sintió miedo y automáticamente se llenó de coraje, supo convertir su miedo en coraje también, así como lo había hecho antes con sus tristezas. De manera que Jacob se alejó del portal y estiró su brazo con la cadena, dió un salto usando la cadena como impulso y golpeó el portal con una patada. Primero se sorprendió de la fuerza de su golpe, pero luego se dio cuenta que fue como si la tierra le hubiera dado un empujón; típico de esos sueños en donde lo controlas todo.

—¡Maldito seas! ¿Quién te crees? —Exclamó la voz siniestra del otro lado, humillada por haber recibido otro golpe de un simple muchacho.

—Usé terracontrol quizás. —Respondió el chico, citando alguna de esas cosas de las que hablan en sus series de anime favoritas… típico de ciertos adolescentes.

—… —La entidad siniestra hizo un silencio incómodo por un largo tiempo.

Esta entidad, astuta como otros ángeles y demonios, se dió cuenta que la vida llena de tristezas y rechazos habían vuelto fuerte al muchacho y que cualquier cosa que le hiciera de ahora en adelante, solo lo volvería más fuerte…

—Estoy enamorada de tí… —Se escuchó una tierna voz del otro lado del portal.— Quiero estar contigo…

Y de manera inmediata el portal se abrió completamente. Y no porque Jacob haya caido redondito en la trampa que de seguro ya saben de qué se trata, sino porque el shock en este adolescente al escuchar esas palabras, lo dejaron atónito y perdió toda la concentración con la que mantenía casi cerrado el portal.

Maldición ¡nooo! —Reaccionó Jacob con desespero.

Al joven no le quedó más que poner las manos sobre sus rodillas y tomar aire para calmar sus nervios, pues la voz que había escuchado lo dejó estupefacto. Él sí sabía que se trataba de una trampa, que la voz no era real, pero simplemente no estaba preparado para eso.
Y efectivamente, algo enorme iba tomando forma a través del portal ya abierto.

La confusión de Jacob fue tan grande cuando al otro extremo de la cadena que agarraba su brazo izquierdo, vio una enorme mariposa gigante con rasgos antropomorfos y con la misma voz dulce que decía:

—Mira que hermosa soy, pero… ¿No es hora de decirnos adios?

Y justo luego de eso, una carcajada siniestra se escuchó en todo el cielo y el desierto en donde estaban, como si al salir del portal, la voz envolviera todo el lugar.
Esa apariencia, esa voz, esa canción… ese nombre; todas esas cosas en la cabeza de Jacob lo tenían paralizado. Pero su razón era más fuerte que sus ilusiones, por lo que el joven contestó a la mariposa antropomorfa de la siguiente manera:

—¡Basta de juegos! muestra tu verdadera forma. ¡No me engañas con tus trucos!

—Esta es mi verdadera forma, pequeño humano. —Contesto la voz siniestra que retumbaba en todo el lugar.

Jacob volteó para intentar saber de dónde venía esa voz y le gritó:

—¿Dónde estás? ¡Muestrate!

—Soy yo ¡Imbécil! —Contestó nuevamente la voz siniestra, al mismo tiempo que la hermosa mariposa gigante batía suavemente sus alas y movía su boca y extremidades como si lo hubiera dicho ella.— Prepárate para sufrir. —Le dijo la voz siniestra mientras la mariposa apuntaba a Jacob con una de sus patas.

Jacob empezó a forcejear con la cadena, pero esta vez sus esfuerzos parecían inútiles ante el enorme ente ya materializado.

—Vendrás conmigo. —Le dijo la voz siniestra que envolvía todo el lugar mientras la mariposa gigante le lanzaba más cadenas a todas las extremidades.— ¡Y esta vez te irá peor! —concluyó.

Ya rendido, Jacob solo alcanzó a preguntar:

—¿Peor? No me puede ir peor, luego de todo esto…

—¡Jajaja! —Soltó una carcajada la mariposa gigante con esa voz siniestra que envolvía todo el lugar.— Solo alimentas mis ganas de verte sufrir. ¡Ahora verás de lo que soy capaz contigo!

—Y ¿Por qué? ¿Quién eres? y a la final ¿qué derecho tienes? —Le preguntó el joven Jacob colgado de las cadenas cual marioneta.

—¿Que qué derecho tengo? Jajajaja ¿acaso no te has dado cuenta ya? Eres mi juguete, un experimento, como todos los demás —decía el ente, refiriendose a las demás personas colgando de cintas de terciopelo en aquel lugar oscuro.— Soy tu dios, tu ángel de la guarda, tu demonio… o como me quieras llamar… en fin, un ratón de laboratorio no le debería dar nombres a sus científicos. ¡Jajaja!

—¿Aaahhh? ¿Todos los demás? —preguntó Jacob.— ¿Y porqué ellos son movidos tan armoniosamente y yo no? Están sujetos con terciopelo ¡Y yo nooo! con… con… ¡¡¡Con cadenas!!!—Exclamó con odio y rencor el pobre Jacob.

—Porque los demás son unos idiotas…

—¡¿Idiotas?! Ellos no hacen nada, sólo son movidos con sus cintas y llevados de un lugar a otro en ese espacio oscuro y horrible…

—¡No! Los humanos no… bueno, también son idiotas, pero me refería a mis colegas, que les gusta jugar bien con los humanos. Bailan, cantan, hacen sus cosas y sus humanos asignados abajo tienen ese vaivén aburrido de siempre… a veces chocan, pero tratan de arreglarlo como si la vida de ustedes tuviera importancia. ¡Y el lugar no es horrible! Es sólo la dimensión donde se balancean sus subconscientes, es la dimensión que ya no pueden ver desde que tus ancestros desobedecieron al creador, si vieran todas las dimensiones completas, no se verían desnudos… pero ¡qué vas a entender tú!

—… —Ahora el silencio era de Jacob.

Mientras la mariposa gigante abria un portal para volver a ese mundo oscuro, Jacob se quedó pensando en esas últimas palabras y se dió cuenta de que las cosas que había escuchado en documentales científicos sobre los multiuniversos y las cosas espirituales que había escuchado en las misas sobre ángeles y otras cosas religiosas, no eran del todo teorías o solo fantasías.

—¡Qué pesadilla tan loca! En mi mente todo tiene sentido ¡porque todo es lo mismo! —Reflexionó Jacob ya un poco calmado.

—¿Pesadilla? Jajaja. Vas a ver lo que es una verdadera pesadilla. —Volteó la mariposa mientras finalmente completaba el portal.

—¡Qué! ¿Escuchas mis pensamientos?

—¿Y qué creiste? Este no es el mundo humano donde todos pueden pensar una cosa, decir otra y hacer otra. —Le contestó el ente.

—Sí, es vergonzoso… —Dijo Jacob.

—¡Y aburrido!

—¿Aburrido? Pensé que eso te divertía de las personas. —Le dijo Jacob dándose cuenta de lo malvada que resultaba la mariposa gigante que lo tenía cautivo, por como veía a los humanos y cómo se refirió a sus otras mariposas colegas.

—¡No! El aburrido eres tú. —Le dijo enojada la mariposa.— Que piensas todo antes de decirlo y todo lo que dices haces tal cual lo pensaste. ¡Me repugna tu existencia! No eres caóticamente divertido como los demás.

Jacob no dejaba de sorprenderse con cada cosa que le decía su captor. Finalmente la mariposa gigante atravezó su portal y se disponía a regresar al mundo oscuro donde estaban. Una vez iniciado el viaje, Jacob volvió a dejar de recibir señales de sus sentidos normales, ya no sentía su cuerpo ni nada, sólo podía percibir las cadenas como antes y la escencia de la entidad que lo llevaba a rastras a situarlo con los demás para que todo vuelva a la «normalidad».

Jacob se resignó y sintió eso que uno siente cuando llora, pensó en lo inverosimil de su destino y el de los demás, descubrió el motivo por el que sufría mala suerte y rechazo y porqué los demás no. El aleteo y los bailes de las demás mariposas en el mundo o universo de ellas hacía que el desplazamiento de las personas en el mundo «real» sea armonioso y suave, y si algo malo pasaba, sus mariposas de la guarda los compensaban… pero a él no, su mariposa era una especie de psicópata que se las había agarrado con él, quizás por ser como es, pues a Jacob le parecía razonable pensar bien las cosas antes de hacerlas o decirlas, eso le había enseñado su madre… pero al parecer eso no era aceptado en su mundo… y evidentemente en otros mundos tampoco, y aunque se esforzara en ello no tenía caso porque el desplazamiento de su espectro era una completa tormenta causada por el aleteo de su mariposa asignada en aquel espacio donde se mostraba el subconsciente de todos. Y así, todos los pensamientos de Jacob en este párrafo eran tan rápidos, difusos, se enlazaban unos con otros y a pesar de ello no podía recordar el pensamiento anterior cuando uno nuevo aparecía… Pensó de nuevo que podría tratarse de un sueño y que era una completa irresponsabilidad culpar a un monstruo imaginario por su mala suerte en la vida. Se cansó de ello y trató de despertar, pero no pudo, no podía moverse ni sentir, solo percibir; y sus intentos solo se traducían como espasmos sin forma en el lugar donde estaba.

—¿Qué haces? —Le inquirió su captor, que ya no tenía forma de mariposa gigante sino que sólo se percibía su aterradora presencia.— Deja de molestar. —Vibró.

—¿Que qué hago? ¡Peleo! —Le contestó Jacob, dándose cuenta que su actuar era percibido por su captor.

Era la segunda vez de Jacob en ese lugar extraño y oscuro, y al darse cuenta que su captor ya no tenía esa forma invencible de mariposa gigante contra la que no podía ganar antes en el desierto, empezó a arremeter con golpes o esos espasmos con los que intentaba despertar del sueño en el que creía que estaba. Se dio cuenta de que en ese lugar él y la entidad a la que estaba encadenado, eran completamente iguales, sin forma ni poder alguno. El lugar era como un punto muerto de la existencia donde todos son iguales sin importar de qué universo vengas.

—Por favor ¡Detente! ¿Qué haces? —Pedía clemencia la voz siniestra.

—Ya te lo dije: ¡Peleo! —Contestó el airoso Jacob.

—En serio detente —insistía la entidad—, si te sueltas vagarás aquí por la eternidad…

—¡No me importa! —contestó decidido Jacob, mientras le daba una indescriptible paliza a su ahora ya no captor, sino víctima— Eres tú o yo, y prefiero quedarme aquí vagando a que cumplas con tus amenazas.

—No, podemos arreglarlo. Igual no te conviene esto, ¡te vas a arrepentir! —Suplicaba el confundido ser.

—No sabes pelear, sólo sabes hablar, asustar y amenazar. Lo que me has hecho ¡no te lo perdonaré! —Insistió el enfurecido Jacob.

—¿Tú no perdonarás? —Suplicó la atormentada pero insistente entidad— Tu actitud solo provoca que la justi…

—¡¡¡Cállate!!! —Interrumpió Jacob al mismo tiempo que en su grito lanzó algo que puedo describir como una explosión de rayos que desaparecieron al ser y las cadenas que lo tenían cautivo.

Jacob se tranquilizó apenas terminó de estallar su ira. Al parecer sí había derrotado y desintegrado a aquella entidad que lo encadenaba, porque ya no sentía su presencia siniestra ni tenía las cadenas… Pero ahora vagaba por aquel espacio fatuo para siempre y sus pensamientos volvían a correr rápido. Jacob empezaba a aceptar su victoria y a la vez su condena.

Luego de tanta paz y tantos pensamientos que fluían de aquí para allá, por fin apareció la idea de regresar al desierto a través del portal. Y así como lo hizo antes, volvió al mismo lugar. Jacob apareció allí, justo donde la tierra lo había impulsado para darle una buena patada a su extinto atormentador. El joven vio la tierra movida y observó que debajo de la capa árida del desierto había una tierra húmeda y negra.

—Tierra negra… —Susurró a solas.

Luego Jacob vagó y caminó por el desierto, anochecía cuando llegó a una tundra donde luego encontró refugio, tuvo sueño y durmió.

Al despertar, ya no se encontró en el frío desierto, estaba en la cama de su habitación, miró el reloj y habían pasado tan solo una hora y media de lo que recuerda que se acostó triste a dormir su siesta luego de llegar del colegio. Había un silencio sepulcral en toda la casa y Jacob tuvo miedo de que estuviera atrapado en un universo paralelo o alguna cosa similar como en las películas, pues recordaba su sueño con mucha exactitud y por un momento realmente creyó que había pasado todo lo que había soñado. Buscó el espejo y se miró, y no encontró nada extraño ni en su apariencia ni en el reflejo de la realidad, todo se veía tan normal… excepto por el silencio abrumador.

Jacob buscó a su familia… su padre no estaba, y su madre tampoco. No le sorprendió porque vivía con su abuela…

Resignado, Jacob siguió con su vida «normal», creció, se graduó, fue a la universidad y todo… pero se dio cuenta que luego de todo eso, se sentía solo. Y no solo como suele decir la gente «solo en medio de un montón de gente», sino solo emocionalmente, y no porque no haya tenido ni una novia hasta el presente, sino porque algo extraño pasaba no con él, sino con el exterior… esto no es nada fácil de explicar, así que mejor sigo contando.
En respuesta a este sentimiento extraño, Jacob hizo un experimento: se paró un segundo en medio de un pasillo de su universidad y se quedó inmóvil, todos los estudiantes pasaban de aquí para allá, saliendo de aulas, yendo a sacar copias, yendo al bar, etc. Esperaba a que alguien le diga «permiso» o «quítate», pero los jóvenes sólo seguian su camino, nada extraño hasta ahora, pues no era tan difícil esquivarlo en el angosto pasillo. Luego notó que una chica se aproximaba a él, se puso nervioso pero se calmó de inmediato, eso le sorprendió más que lo anterior: la velocidad con la que manejaba ciertas emociones. Luego la chica se aproximaba más y más, se dirigía directo hacia él, Jacob la miró a los ojos esperando alguna acción facial acorde a la aproximación de su cuerpo. Pero la chica siguió caminando y solamente tropezó con él, su brazo y parte de su cuerpo rozó con el inmovil Jacob. El joven apenado, volteó esperando alguna reacción de la chica, pero esta siguió caminando como si nada. Jacob la siguió y le preguntó:

—Disculpa. ¿Tú conoces la oficina del profesor Washington Armas?

—Sí, en el instituto de matemáticas, en el segundo piso, a la izquierda, la puerta antes del fondo… la del fondo no, es una antes de esa. —Contestó amablemente la chica mientras hacía ademanes con las manos indicando la ruta que estaba diciendo.

—¡Oh, gracias! y disculpa que me quedé parado allá como bobo y tropezaste conmigo. —Le dijo Jacob esperando el descenlace de su inverosimil experimento.

—¿Qué? No… ¿de qué hablas? Recién te veo, no tienes de qué disculparte. Si no sabías donde está la oficina del profe Armas, está bien, supongo que eres nuevo.

—Ok… gracias. Y disculpa otra vez. —Se despidió el muchacho dándose media vuelta y agarrándose el mentón, pues la chica era una de sus compañeras con quien había visto un semestre completo de física básica, pero Jacob por su timidez, nunca le había dirigido palabra hasta hoy.

Al saber que la chica no lo había notado por todo lo acontecido hasta que él mismo se disponga a hablarle, súbitamente Jacob recordó el sueño que tuvo en su adolescencia, de cuando estaba en un espacio espectral donde se desplazaba el subconsciente de todas las personas y su mariposa gigante de otro universo lo hacía chocar de forma inclemente. El joven anonadado concluyó que al librarse de las cadenas, su subconsciente no se encontraba más en ese espacio, y aunque en el mundo físico él haya chocado con la chica, en el otro mundo ella no lo notó, porque Jacob no existía allí, y el subconsciente de ella no lo registró de forma correcta.

Aún así, Jacob pensó que sería una locura concluir eso por una prueba tan superflua, pero recapituló toda su vida y se dio cuenta de que a partir de ese sueño en donde se liberó de las cadenas de ese espacio subconsciente, nadie le saludaba a menos que él lo hiciera primero, ninguna oportunidad le llegaba de la nada a menos que él se la buscara, nadie le informaba nada a menos que él no preguntara, aunque se tratara de algo que directamente lo incluyera a él. No sucedía nada a menos que se moviera. Su vida no era como la de los demás que les llegaban oportunidades, chicas se enamoraban de chicos sin mover un dedo, escuelas y universidades buscaban a otros y no a él a pesar que se graduó con honores, gente recibiendo fiestas sorpresas, etc…
No existir en una dimensión lo había dejado sin atributos que todo el mundo tenía, pero por lo menos ya no era agitado de forma inclemente por ningún ser superior… y además: era libre.

***

—Interesante tu concepto del efecto mariposa… Así que el tal Jacob ¡mató a la suya! —Exclamó Hunter emocionado.

—De igual forma, con o sin mariposa gigante guiándote por allí, cuando tú interactuas con el entorno, desencadenas un sinnúmero de eventos que no ocurrirían si no mueves un dedo. —Le respondí.

—Uno mismo puede ser su propio efecto mariposa. —Reflexionó Hunter levantándose y disponiéndose a salir de mi taller.

—Así es.

—Me parece más divertido que la casualidad, disfrazada de mariposa, cree eventos alrededor de nosotros…

—Puede ser, pero no fue divertido para el pobre Jacob.

—Ah sí… Triste su caso… ¿Tú ya intentaste ir a ver esa dimensión?

—Cuando vuelvas te cuento mi historia.

 Relato e ilustración por:
BLACKSMITH DRAGONHEART

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