Suenan las campanas del receso. Los adultos salen a jugar a que no son de carne y hueso, haciendo malabares se dedican al consumo de los males cotidianos mientras charlan sobre el sube y baja de las bondades que desean perseguir. Mientras las oficinas se vacían, los cafés y restaurantes se llenan de «buena vida», esa en la que llueven hojas verdes y artificiales. Los hombres aspiran deseos carnales por expectativas audiovisuales de mentira y las mujeres suspiran por caballeros de sangre colorada, pieles plateadas y valores de fantasía.
Luces de neón en pleno día, brillando sobre los trabajadores que no están acostumbrados a la luz en el cielo, son unos topos que trabajan de sol a sol pero nunca bajo la iluminación del mismo. El techo les mantiene el pensamiento «raso» y sencillo, están condicionados a mente cerrada y no ven más allá de lo literal y uniforme. Una sociedad de individuos conformes que marchan cada día con el clandestino propósito de repetir la misma historia del ayer. Caminando de frente sin ver a los lados ni ser errantes; los nuevos que fallan se van al matadero o mínimo se llevan un castigo severo. «Nos equivocamos para aprender« – La nueva crítica no lo procesa, si una vida se equivoca el mundo la rechaza.
Juegan a las apuestas, ¿qué carrera en el mundo académico es más complicada? – ¿acaso los retos del conocimiento están sujetos a una sola forma de entendimiento? Estallan conflictos, las inteligencias variadas que representan no quieren coexistir en un mismo punto; colisionan. No se cansan de jugar a las disputas de poder. Forman entre todos un pentágono, cubriendo una estrella de David que simboliza el hechizo que divide a los adultos de los niños, haciéndolos creer que son una conciencia separada, evolucionada.
Todos los días durante 9 horas precisas los adultos salen de casa y se ponen sus trajes de hojalata, pretender ser máquinas sin sentimientos, robots sin inteligencia artificial condicionados a canjear dinero por talento. Y al final del día vuelven a su estado natural, pero están tan alterados que ya no saben a qué mundo pertenecen. ¿Son robots o seres de carne y hueso?
Has visto Black Mirror¿? Te la recomiendo intensamente.
Feliz Domingo =O)
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La tengo en lista en Netflix. 🙂 Revisaré el primer capítulo pronto, tomando en consideración tu comentario. Gracias amigo.
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Te gustará y viendo esta entrada estoy seguro que no fallaré en la recomendación. =O)
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