—Mamá, cómprame copitos de miel —suplicó la pequeña Lisa mientras tomaba la mano de su madre y la dirigía a la dulcería.
—Está bien, hija. ¿Cuántos quieres?
—Quiero treinta.
—¿Treinta? Eso es mucha azúcar —opinó Graciela.
—No son para mí, madre.
—¿Entonces, para quién?
—Para mis compañeros del colegio.
—¿Hay una fiesta? La maestra no me ha avisado.
—No, es para endulzarles la vida.
—¿Por qué? No entiendo qué te propones —preguntó la madre, intrigada.
—Mamá, ayer se burlaron de un niño negro, de una niña hispana y de otra musulmana. Ellos lloraron mucho y eso me entristeció —explicó Lisa.
—Pues si quieres consolarlos solo necesitas tres dulces —dijo amorosamente la madre.
—No, los treinta que necesito son para quienes se burlaron, porque ellos no tienen amor en su corazón, porque sus padres les han enseñado a ser injustos, porque les hace falta dulzura en el alma. A los otros tres, los abracé ayer mismo y les prometí que no estarían solos.
Imagen: pixabay.com (CCO Public Domain)
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Ah, perfecto para dar un poco de esperanza en esta coyuntura algo desalentadora en EU. O por ahí lo interpreté. Besos, Melba 🙂
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Si, por ahí iba. Hace falta mucho amor para superar está situación. Gracias.
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Así es. Mucho amor, solidaridad y comprensión. Un abrazo, Melba.
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Gracias. Un abrazo a ti también.
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Reblogueó esto en melbag123y comentado:
Publicado en Salto al Reverso.
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MOOOOLAAAAA
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Jajajaja… Debo interpretar que te gustó.
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CLAAAROOOOOOOOO
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Jaaaaaaaaaaaaaaa… Me gusta la gente expresiva.
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YA COMPRENDERÁS MIS COMENTARIOS, SOY COMO UN CRIÓ CHICO
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Muy bien, hay que tener siempre el alma de un niño.
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Lindo amiga. Abrazos desde el Caribe!
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Mil gracias, Edwin. Amo los abrazos de mi Caribe.
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Cuánta ternura. De la que le hace falta a algunos
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Ojalá y pudiera bañar de miel al mundo.
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Lo debemos hacer cada uno en nuestro pequeño espacio, a ver si así contrarrestamos lo amargo, que abunda.
Tú ya lo haces, seguro
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Haciéndolo en nuestro pequeño espacio, podemos cambiar muchas cosas. Bien dicho, Paloma.
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