Un estruendo azota mi cara
—tu belleza irrumpe—
las luces dan forma a tu figura
—es descomunal—
una silueta generosa y jovial
—soberbia y natural—
hace añicos mis palabras.
Te mueves en mi mente
—estática y eléctrica—
primero tus piernas separadas
—multiorgásmica y angelical—
luego tus labios, tu mirada y tú
—nada dices, aún así eres murmullo—
eres toda al desafiar mis ojos.
Dónde están mis fuerzas
—acaso en tu esculpida garganta—
las palabras son lenguas vivas
—sobrepasada por mi boca—
acuden a tu cuerpo venerado
—esperas mis dientes—
entonces muero de solo mirarte.
Tu rostro de amor duele
—el gozo emana por los versos—
en tus ojos el llanto de tanta mirada
—se desliza en cada verborrea—
de tus labios la triste rabia
—adjetivas la añorada juventud—
deshaciéndose en mis palabras.
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Muchas gracias
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Me gustó mucho, lograste transmitir un sentimiento de una forma directa. Muy bien.
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Muchas gracias Pedro. Saludos cordiales desde Santiago de Chile
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