Jorgito abre su tasca en el centro de la ciudad.
6 am.
Y empiezan a acudir ante su llamada los feligreses. En fila india y golpetones.
Rezan sus mismos mantras diarios y confiesan penurias y miserias. Se arrodillan por un cigarro (el tercero o cuarto de la mañana) y comulgan emocionados con vinos muy rojos y cervezas muy frías.
El Uruguayo oficia su misa diaria entre legañas, protestas y olor a botafumeiro.
Nadie se santigua ni parece siquiera ver el calendario de la Virgen de la Macarena que preside el altar mayor la barra.
¿Verídico o basado en alguna realidad? Como fantasía ocurrente pero no le encuentro sentido
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Gracias por comentar Julio Carlos, siento que carezca de sentido para ti. ¡Un saludo!
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Muy buena analogía… me encanto Elvira!
Saludos.
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Muchas gracias Eikonuruguay 🙂
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Genial, Elvira
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¡ Muchas gracias Marina!
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Tus imágenes e historias son una invitación para ir a beber. ¡Me encantan!
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La verdad es que últimamente sí, no lo había pensado, ops! Gracias Dramágico!
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