
Nos vestimos de azul
como se visten las nubes
cuando solo quieren ser cielo
después de la tormenta.
Tumbados de espaldas en el prado,
inventábamos formas
ajenas al miedo.
Imaginábamos gatos, hormigas, casas, planetas,
castillos con fantasmas de sábana,
brujas buenas,
el conde Drácula convertido en piedra.
Y relojes de arena,
y playas con olas,
y sin olas.
Tú viste una boca.
Yo vi unos labios.
Hasta divisamos a lo lejos una lengua.
pero besos…,
besos…,
no vimos ni un solo beso.
Me gustó muchísimo el poema y creo que la foto lo acompaña bastante bien. Gran trabajo. Un abrazo!
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¡Muchas gracias! Me alegro de que te guste. ¡Un abrazo!
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Qué buena metáfora de la inocencia (y me encantó que imaginaran hormigas: yo también las imaginaba)
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Gracias, Julio. Las nubes dan para mucho cuando se las mira bien. Un saludo! 🙂
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