Los rostros tras las cortinas,
los que no hablan, los que observan.
Maraña de manos, donde difuminadas llamas se alzan,
viajando muy lejos, para refugiarte.
La olas llegarán persiguiendo esos caminos tan poco humanos
y los versos incombustibles.
¡Qué buena foto!
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Muchas Gracias por verla de ese modo.
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