
—Ju doni të kërcimit? —me preguntó, pero no le respondí.
—Shall you dance? —me repitió ante mi cara de interrogante.
—No te entiendo —le respondí—, no hablo inglés, ni lo otro, solo
español y catalán.
—Ele quer dançar com você —me aclaró un chico joven que nos miraba.
—Tampoco entiendo portuguès —volví a responder ya un poco azorada.
—T’està preguntant si vols ballar amb ell, home! —me dijo en catalán la vecina del segundo.
—Ah, ¡claro que sí! Yes, yes —le dije.
Me bastó con sentir su mano en mi cintura. Supe que bailaría con él toda la noche en todas partes.
Hay ciertos instantes mágicos…
Me gustaLe gusta a 1 persona