
Cada vez que marcaban un gol, Javier vociferaba en el balcón con la bandera blaugrana:
—Visca el Barça!
En el balcón contiguo, Lucas hacía lo propio con la blanca:
—Hala Madrid!
Cuando se anunció el empate, salieron de nuevo, cantando su himno sin mirarse, a todo pulmón, en un revuelto vocal ininteligible.
Por debajo de sus narices, el hijo de Javier miraba fijamente la figura de Playmobil que Lucas, el hijo de Luis, sujetaba entre sus manos.
—M’ho deixes? —le pidió en catalán.
Y Lucas respondió con un “Sí” en español, palabra común en las dos lenguas.
Acabo de leer esto desde la notificación de mi correo electrónico y no pude esperar a entrar al explorador para escribirte lo grandioso que es este pequeño relato.
De ser una anécdota, sería grandioso escucharla en una tarde de copas.
Yo no sé de fútbol, pero creo que esos niños sí entienden el verdadero significado del juego.
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¡¡¡Muchas gracias!!! Los niños son sabios. :))
Saludos desde Barcelona
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Hola! acabo de descubrirlos y me encantan! Un saludo desde Argentina
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