
Sigo recibiendo lecciones de la guardiana del libro que encontré. En esta ocasión me contó otra leyenda humana de la que jamás había oído, una sobre unas tales semillas de la codicia:
Son conocidas en el mundo de la alquimia como objetos malditos, aunque los practicantes de vudú las sienten como una bendición de poder. Lo cierto es que las semillas de la codicia son unas pequeñas piedrecillas cúbicas de color negro que los practicantes de vudú descifran para contactar al ente en su interior.
Los practicantes de vudú, dependiendo de su habilidad, son capaces de descifrar la naturaleza de aquellos entes y hacer pactos con ellos para obtener poder, objetos o habilidades que de otra forma no podrían conseguir. Los requisitos de las semillas de la codicia van aumentando en su dificultad de obtención, así como en la crueldad necesaria para cumplirlos.
Los practicantes de vudú pronto se dan cuenta que, una vez que se adentran en el proceso de descifrar una semilla de la codicia, su sed de sangre aumenta. La programación de la semilla es muy compleja y consiste en un mahou para crear un ente artificial que ayuda a amplificar y utilizar la sed de sangre y los sentimientos agresivos de la persona influenciada y canalizarlos en la destrucción violenta de cualquier emisión de energía que tenga parecido alguno con la alquimia sagrada.
El creador de las semillas de la codicia es el mismo que el de la raza de seres interdimensionales conocida como Los Limitantes. Las instancias, o formas presenciales, de Los Limitantes son agentes sin voluntad ni conciencia, debido a que no están técnicamente vivos. Por tanto, no pueden reclutar ni adoctrinar asesinos que los ayuden en su misión de reprimir cualquier forma de alquimia. Para llevar a cabo dicha tarea, las semillas se vuelven una herramienta útil para conseguir agentes involuntarios. Esto lo logran a través del mecanismo de los requisitos de las semillas, que gradualmente llegan al punto de pedir cantidades de sangre o partes corporales de alquimistas, cuya obtención lleva inevitablemente a su violento asesinato.
Muchos alquimistas, o practicantes de artes similares, han perdido la vida a causa de la labor de las semillas de la codicia, siendo asesinados para luego ser utilizados como ingredientes humanos por parte de los practicantes de vudú que desean más del oscuro poder que ofrece la semilla. Un alquimista correctamente entrenado debe conocer no solo de la existencia de dichas semillas, sino también detectar su presencia y la que proviene de los rituales de vudú activos a su alrededor.
Luego de que me hagas unas cuantas preguntas, terminaremos. Será todo lo que te enseñaré por hoy.
Luego de enviarme telepáticamente una imagen muy clara de las semillas de la codicia, y una sensación que pretendía mostrarme cómo se sentía la energía de un ritual de vudú, la guardiana del libro se despidió y cerró el libro. Luego de ver y sentir lo que Cleopatra envió a mi mente, no me quedaron ganas de preguntar nada. Era una sensación abrumadora y oscura que ella llamaba sed de sangre. Se sentía como agujas electrificadas invisibles intentando clavarse en mi piel. Jamás olvidaré esa sensación. Jamás quisiera sentirla de nuevo.
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Reportó para ustedes, el #21.
👍
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Gracias 🙂
Un placer que me leas.
Un abrazo desde esta dimensión.
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