Para mi hermosa Mirosh
Un desarraigo inconsecuente se asila en mis sentimientos.
Dos que tres recuerdos me murmuran tu ausencia.
Un centenar de latidos impolutos calibran mi ser,
recordándome que requiero de ti y de tu compañía.
La estrechez falaz que embarga mis brazos
solo ahonda la cínica ansiedad de tenerte aquí y ahora mismo,
para palpar de forma afable todo tu ser, entre la pequeñez de mis manos…
Esta nostalgia irreverente no ha hecho más que consumirme.
Me oprime y de manera insolente me desespera.
No me resta más que contar minuto a minuto y día tras día,
el instante mágico en el que vuelvas a mi regazo.
No solo te extraño porque me hacen falta tus caricias,
o porque sinceramente desfallezco esperando poder,
de forma frenética, amarrar nuestros cuerpos,
entre la lujuria, pasión y ternura.
No solo te extraño porque me hacen falta tus cuidados,
tus regaños y la comodidad de tus preocupaciones,
que, en todo momento, buscan mi tranquilidad.
No solo te extraño por esto, por lo otro o por aquello…
Te extraño a ti, a tus risas y a tu cabello alebrestado.
Te extraño a ti, a tu cuerpo, a tu infalible, loca y benigna compañía.
Te extraño a ti, mi pequeña y desfachatada esencia de vida y alegría…