Entre generosidad plena se conjugan la vida y el amor,
con una calidez combativa que alimenta las emociones y los afectos,
pues de alegrías y de tristezas se allanan las páginas de nuestra historia.
No hay actitud más gratificante, ni acto más recíproco
que tu afable bondad cuidándome cotidiana y prolijamente,
en mis horas de grandeza, pero aún más en mis horas de embargo y desolación.
Desde mis insipientes y llanas letras
hasta mis más grandilocuentes y expresivas intervenciones,
ahí has estado y estás vos, corrigiendo palmo a palmo mis errores,
pero, sobre todo, rescatando infaliblemente mis virtudes.
No puedo decir que la vida me ha dado todo lo que yo quiero,
pero cuando vos llegaste a mi vida, comprendí que la vida te da lo que necesitas.
Sí, me dio a vos. Compensando esa necesidad afable, para aplacar mis derrotas,
pero con las certezas oportunas, para levantarme y alentarme en cada caída.
Es por ello que, en todo momento, en todo pensamiento, en cada instante
de mi fugaz vida, desde que estás a mi lado, la vida se vive mejor.
Y no porque la sagacidad y la ternura con la que me miran tus ojos
me enamoren diariamente de vos, no. Menos aún, por la vehemencia
con la que tu deslumbrante sonrisa, tan desfachatada y descaradamente
me apaciguan en cada momento de desasosiego y desesperación, no, qué va…
Tampoco por la insensata lujuria que me provoca tu exquisita figura
trastocando milímetro a milímetro, cada espacio de mi piel, no, qué va…
Menos aún, porque la tibieza de tu cuerpo y tus caricias melosas que arremeten,
cada vez que les da su regalada gana, contra mí y contra mi libido, no.
Tampoco, porque la exuberancia tu cuerpo sea el antídoto perfecto
que desencadena nuestros combates de piel con piel y pura miel, no, para nada.
Por ello, debo recalcar que, en todo momento, en todo pensamiento,
en cada instante de mi fugaz vida, desde que estás a mi lado, la vida se vive mejor.
Porque simple y sencillamente, tu compañía, tu ser, tu sonrisa, tus labios,
tus ojos, tu sexo, tus olores, tus sabores, tus rabietas y tus locuras,
han sido los componentes necesarios y plenipotenciarios
para caminar junto a mis sueños y locuras.
Componentes que hoy, más que antes, se convierten
en una amalgama perfecta y predilecta, mi compañera,
para dar un paso más en el camino de la vida,
de nuestra vida y nuestro amor…
«Felicidad», fotografía por Mirosh Cevallos.
Muchas felicidades, Alejandro. Saludos.
Me gustaMe gusta