
Nací siendo su juguete,
jinete de caballo rocín.
El culpable e inocente,
incluso un «micromachine»
Eran mi «Thelma y Louise»,
el pomo de mi puerta,
mi Babieca y mi Cid,
la ida y la vuelta.
Mis dos torres colosales,
el espejo donde me persigo,
mis puntos cardinales,
el sonido y el ruido.
Están dentro de mi yo,
navegando por mis venas.
No timonean este galeón,
pero son el viento que no cesa.
La vida lo multiplicó por dos,
restando mi soledad,
dividiendo la habitación,
sumando un mundo sideral.
El muro de las lamentaciones,
mi ciento doce,
mis legales polizones,
hasta mi taxista de noche.
No son ni Esteso ni Pajares,
tampoco fulano ni mengano.
Un regalo de sus altezas reales,
nada como un hermano.
¡Bienvenido a Salto al reverso! Parece que vas bien acompañado por la vida, y aquí encontrarás más acompañantes. Espero que disfrutes ser parte del blog. ¡Saludos!
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Muchísimas gracias. Soy uno de los muchos afortunados, correcto 🙂 es un placer compartir con ustedes mis escritos.
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¡Felicidades! Tu obra ha sido seleccionada para ser publicada en la revista digital semestral Salto al reverso. Por favor llena el siguiente formulario antes del 31 de marzo: https://www.emailmeform.com/builder/form/c5A1n61kRGdac60g54oy4200c
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