El otro día me desnudé en el balcón,
a los ojos de un gato cojo
que se relamía viejas heridas.
Empecé con la chaqueta,
aparentemente tan fría
como el calor que guarda dentro.
Seguí con las gafas
pues para ver a las estrellas
sobran dioptrías…
Me dejé la camisa abierta
por si asustaban las cicatrices.
El pantalón no soportó la situación,
cayó, la arena en los bolsillos
hizo acto de presencia.
De aquellos castillos
son estas almenas…
Solo me quedaban un par de zapatos
con tapas recién cambiadas,
con algo de tacón
pues me gusta vivir en las alturas
y bailar haciendo mucho ruido.
Me desnudé por si no hubiera
una segunda vez.
Prefiero pasar frío
que calentarme y después tiritar
de nuevo.
No quería que me viera nadie
porque no hay mejor secreto
que el que guarda un corazón.
👏👏
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«pues para ver a las estrellas
sobran dioptrías…»
Woooooow!!!!!
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