La lejía me da nostalgia.
Ahora que ese olor puebla mis manos
al limpiar toda mi vida
por la plaga.
Y no es por ese juego fonético de la ge
o jota.
Ni por empezar un poema garabato
o gato.
Éramos cuatro
hermanos que nos habíamos hecho
grandes —golondrinas que gorjean—
y necesitan comer.
Bocas abiertas al cielo gusano.
Y mi padre cada vez
más viejo
más grávido
más gota
que se escapaba
entre sus manos de carpintero.
Entonces mi madre gladiadora galaxia
cogió la gamuza
para limpiar portales, pisos o
hacer guisos —como tantas guerreras guijarro de mi barrio—.
Y cuando llegaba a casa
nos cogía por las mejillas
con sus manos de lejía
y nos besaba y nos decía:
¿qué tal se han portado
mis niños guapos?
Dedicado a todas las limpiadoras de mundo. Gracias.
Muy bueno
Me gustaMe gusta
Muchas gracias. Salud.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy bonito.
Me gustaMe gusta
¡Felicidades! Tu obra ha sido seleccionada para ser publicada en la revista digital semestral Salto al reverso. Por favor llena el siguiente formulario antes del 31 de mayo: https://www.emailmeform.com/builder/form/c5A1n61kRGdac60g54oy4200c
Me gustaMe gusta