
Recuerdo el último día,
el que viví sin pensar que lo sería,
el de la vida «normal»,
el de la rutina y la prisa.
Despertar, desayunar,
correr de aquí para allá,
dejando cosas listas,
manejar,
compartir la ubicación
en el celular
(siempre es la misma ya).
Recuerdo llegar y saludar,
las sonrisas,
las mismas bromas compartidas,
la piezas de piano,
que mi maestra escogía,
sonando como un fondo a las voces
de nuestras risas
(y no distorsionadas
desde un mal auricular).
También los saludos
de aquellas que se iban,
y vestirse de prisa
alrededor de las demás.
«¿Cómo está tu hijo?».
«Salúdame a tu mamá».
Extraño de aquel día
moverme con libertad
saltar, preparar, girar,
grand battement a la segunda,
una pirueta en arabesque
(y no siempre passé, passé, passé).
Recuerdo volver a casa
siempre sintiendo tardanza,
correr, manejar, acelerar,
la llanta ponchada esa vez;
la mujer de la gasolinera
intentando inflarla,
diciéndome luego:
«Corra a casa»
(hablándome sin máscara
a una distancia insana).
Entrar a casa
sin descalzarme en la entrada,
sin lavarme como infectada,
dar un beso en la boca,
acariciar a mi perra
y cargar a mi hijo
sin cambiarme la ropa.
Atesoro de aquel día
una extraña salida,
un festejo con cena,
una velada divertida.
Recuerdo el patio con bar,
la gente compartiendo mesas,
el mesero que rió de mi broma
sobre mi tarro de cerveza,
mis ganas de regresar
al mundo de las personas
tras mi propia cuarentena
de la reciente maternidad.
Atesoro el tiempo de la cena,
mi trastabillar en tacones
con solo una copa de más,
la gente en la mesa cercana,
el personal del lugar
escupiendo felicitaciones
sobre el postre en nuestra mesa.
Extraño la vuelta a casa
mirando las luces de la ciudad,
y el ruido del fin de semana
(pero este silencio lo amo más).
Recuerdo el último día
que sé que no volverá.
Añoro el último momento
antes del aislamiento,
antes de la reclusión impuesta,
previo al temor, la ansiedad,
la muerte y la enfermedad.
Pero también amo la calma,
la vida en casa,
la distancia social.
Reblogueó esto en La realidad alternay comentado:
Comparto mi participación en la convocatoria de la revista Salto al reverso con el tema «aislamiento», con el poema «Último día».
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Reblogueó esto en Carla Paola Reyesy comentado:
Comparto mi participación en la convocatoria de la revista Salto al reverso con el tema «aislamiento», con el poema «Último día».
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Qué hermoso, Carla. Ese ultimo día para todos, parece tan distante.
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Así es, aquella normalidad parece casa vez más lejana. Un abrazo, Melba.
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A veces pienso que jamás volverá y me duele, porque ya yo voy de bajada, pero ustedes y los hijos de ustedes, y mis hijos y mis nietos les falta tanto por vivir. Mi mundo, con defectos, siempre fue bueno. Éste de ahora, no lo conozco. Un abrazo, mi querida Carla.
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Sí, claro. Yo pienso en mi hijo y lamento todas las cosas que se está perdiendo: el contacto con sus abuelos y otras personas, conocer el exterior… Pero aún está pequeño y espero volverá la oportunidad. Como dices, este mundo no se le reconoce. Un abrazo fuerte, querida Melba.
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A ti. Bendiciones.
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Maravilloso, poeta ✨
Me gusta cómo suena, lo que transmite, cómo lo transmites. Me ha hecho meditar un poco también.
Saludos y un abrazo desde esta dimensión 🙂
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Muchas gracias, me alegra poder expresar el mensaje que tenía en mi cabeza. Gracias, abrazo.
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