¿Quién se queda el Starbucks?


Quédate el gato, que nunca lo quise,

me llevo a mis tías que no te quisieron,

toma las copas de nuestro quinto aniversario,

yo me quedaré la almohada que dice «Tquiero».

Quédate con la misa de domingos,

yo iré por las tardes de los sábados.

Para ti, los cines en miércoles,

para mí, los bares de lunes.

Aprópiate las noches de juegos de jueves,

y haz lo que quieras los martes y viernes.

Ve a misa los sábados o bebe los lunes,

pero no te presentes en Starbucks jamás.

Toma en tus manos la ciudad,

quédate todos los cuartos de hotel,

rompe el cronograma,

mata la rutina que nos mató,

quédate todo lo que vos querás.

pero deja para mí el Starbucks por favor.

No te acerques nunca jamás,

es mío, por Dios, solo mío ese lugar.

no llegues a pedir ni para llevar,

que Starbucks es mío por derecho de antiguedad.

2 comentarios sobre “¿Quién se queda el Starbucks?

  1. Otra versión diría que cada quien se quede con ciertas cosas, pero el Satrbucks será el único sitio de ambos, donde enlazaron dedos, donde se bebían el café y la mirada… Será el sitio a dónde irán las memorias de ambos cuando divaguen en los rincones del pasado… Esa sería otra versión creo yo. Me encantó y me inspiró.

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