Acomodando la incomodidad


Fotografía y dibujo: Klelia Guerrero García

Al crecer y evolucionar
más allá de lo que vemos,
dice el dicho: ¡no sabemos!
Sea que llegue tras esperar
o de sorpresa a emocionar,
crecer no será cómodo:
afecta nuestro «acomodo»;
algo nos deja de quedar
e incluso empieza a molestar…,
¡se sentirá sobremodo!

No obstante, cuando eso pase,
casi nunca notaremos
los provechos que tendremos
sino, más bien, el desfase
y el traquear de nuestra base.
La pubertad es un caso
que ejemplifica ese paso:
tras lo que el espejo muestra,
está aquella voz siniestra
que dice: ¡esto es un fracaso!

Tal sensación puede causar
dudas de nuestro proceso,
pero precisamente eso
—en medio camino, pausar—
será clave para encausar
desde adentro el crecimiento.
Luego del abatimiento
por vivir la incomodidad,
veremos la necesidad
de expandir ese cimiento.

Si en el futuro perdemos
aquello que era cómodo
—pensándonos Cuasimodo—,
los invito a que observemos
y a que amor direccionemos
donde el dolor aparece…
¿Y si no es lo que parece?
Dejar de lado el apego
es complejo, pero luego
tal vez todo eso florece.

Propongo como epítome
que más allá de la misión
de la presente situación,
de las veces que retome
o del tiempo que nos tome
el crecer de cualquier forma
—hasta reduciendo la horma—,
la incomodidad es parte
de la vida y su baluarte…
aunque incumpla nuestra «norma».

Un comentario sobre “Acomodando la incomodidad

Somos una comunidad, comenta y responde

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.