
¿Y si en lugar de acelerar,
de dudar, de exasperarnos,
de engañar y autoengañarnos,
nos permitimos explorar
y con nuestro ser conectar?
¿Y si en vez de limitarnos
y, a veces, aferrarnos
a expectativas sin cesar
y la disrupción evitar,
decidimos arriesgarnos?
Porque eso de complicarnos,
de hacernos esperar
y nuestros sueños aplazar
más allá de relegarnos,
de nuestra esencia alejarnos,
tal vez se puede mejorar
al optar por simplificar
y transparentes mostrarnos.
No es fácil sincerarnos,
pero mucha paz nos va a dar…
Tal vez ayude recordar
que «perfectxs» procurarnos
para salir y lanzarnos
equivale a supeditar
nuestra decisión de comprar
a una lotería ganarnos;
incluso, tras enterarnos,
de que en cuotas nos va a llegar
—cada instante, al respirar—.
¿Tiene sentido privarnos?
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