Es curioso cómo todo puede ser curioso.
Como todo puede ser lo que es o lo que no es.
Todo puede esconder una historia tan increíble como imposible.
Nada puede ser tan real como cualquier cuento en un libro que lleva miles de años cogiendo polvo y que, de repente, un niño le pide a un adulto que se lo lea.
Ese niño se mete dentro del cuento porque se lo cree, y recrea el mundo en su mundo y vive lo que algún día alguien vivió.
Y de repente, ese adulto suelta una risa que desvanece un pedazo de vida de aquel niño que empieza a no creer en sí mismo.
Y el cuento se convierte en cuento y pierde un latido más, y cada vez suena menos real.
El cuento más real perdió confianza en sí mismo por el qué dirán y es triste reírse de ellos.