El Hado oscuro


«Gran demonio del Hado», tinta sobre papel bond. Por Blacksmith D.

Yin y yang.
Las técnicas orientales.
Y como en todo,
su lado oscuro tienen.

El rechazo lleva a la duda,
la duda existencial lleva a la soledad,
la soledad lleva a la desidia,
y la desidia a la psicopatía.

El hado oscuro te llama,
esta no es una guerra en las estrellas,
la primera guerra empieza dentro de ti.
Tú no lo quieres, pero te dejan solo.

Y en la soledad del alma
reside la oscuridad.
¿Para qué existes entonces?
¿Para que el héroe se vanaglorie?
Pero en el mundo real
los héroes no existen.

Es héroe el que más habla,
el que más rodeado está de gente
gobierna.
Y tú solo eres una sombra.
Eres el hado oscuro.

El oponente te ataca…
Si eliges vivir,
eres el malo.
El hado oscuro
está en ti.

Naciste en medio del odio.
No es tu culpa.
¿Mereces vivir?
No, te lo demostraron al nacer.

¿Por qué naciste?
¿Para ser asesinado?
¿Para que te suicides?
No.
¡Ponte en pie y dales guerra!

Si te acusan,
mejor que sea siendo culpable.
Porque ya estás cansado de ser acusado
sin haber hecho nada.

Comunión


Comunión (collage y pintura), serie Azules y Rojos, pasado continuo
 «Al arder las iglesias, la mayoría se habían consumido casi en su totalidad hasta solo quedarse en ellas un esqueleto desmembrado. Recuerdo que, durante años, una feligresa decidió darnos catequesis a las niñas del barrio en su propia casa. A veces, incluso nos dejaba merendar allí. Y todas salíamos de allí pensando y comentando la suerte que habíamos tenido con que la iglesia hubiera sido incendiada. Ya sabes, cosas de chiquillos».

Cartilla de raciocinio


Cartilla de raciocinio (collage y pintura), serie Azules y Rojos, pasado continuo.
«Cada familia tenía una cartilla de racionamiento a la semana. Según las provisiones, unas veces incluía arroz o garbanzos, o… Pero en ningún caso azúcar o café. Al final, cada uno vendía lo que tenía y el estraperlo se adueñaba de las calles».

Candela


«Candela» (collage y pintura), serie «Azules y Rojos, pasado continuo».
          «La milicia y los propios vecinos aporreaban las puertas de las casas e irrumpían requisando todo lo que tenían al alcance.         
»Aquello que no les servía simplemente lo lanzaban por los balcones. Si no hubiéramos estado encerrados todos tras ventanas y puertas tapiadas, podríamos haber presenciado una lluvia continua de cómodas, mesitas de noche, libros y sillas, que estallaban en esquirlas de madera nada más caer y desmembrarse en las aceras.         
»Después se hacían grandes fogatas y los llantos y el olor a quemado inundaban las calles».  

Azules y rojos


Azules y Rojos (collage y pintura), serie Azules y Rojos, pasado continuo

«La familia quedó destrozada y sin recursos al faltar el único sueldo que la mantenía. Pepe, entonces de cinco años, se estremece aún por el doloroso recuerdo de su madre, que cayó desmadejada y rota de dolor en el primer escalón de la escalera de su piso vivienda, llorando entre lamentos y temblores, con el paquete de comida en sus manos, y a su hermano Pedro, de catorce años, al que él siempre había visto tan fuerte y seguro, clamar a gritos llorando: ¡Mi padre, mi padre!».

Boom, boom


«Una tarde apareció corriendo por la playa un hombre de unos cincuenta años, con pinta de pescador o mariscador. Venía horrorizado y nos gritó descompuesto, pero sin siquiera pararse, que nos quitásemos de en medio, porque por la playa venían los soldados cortando cabezas.
Todos los niños y niñas salimos aterrados corriendo de la playa, buscando refugio».
 Boom, boom (collage y pintura), serie Azules y Rojos, pasado continuo.

Nunca te enfrentes a un herrero


En el campo de la mente
nunca te enfrentes a un herrero.
Se defiende de vez en cuando.
Su cerebro es como su martillo, no, no, no.
¡No caigas en su trampa!
Si lo haces, olvídate de tu estima.
Estarás mejor si no le esgrimas.

No tiene el entrenamiento de un guerrero,
suena fácil, pero no es pendejo;
porque tampoco tiene su honor.
Por cada vez que lo hagas sangrar
su ira aumentará,
Y forjará lanzas con su propia sangre.
Y de cierto te arrepentirás.

Si alguna vez te has quedado sin aliento
y tan solo que tus ojos se humedecen.
Déjame decirte algo.
Mmm… quizás ni así lo entiendas, no, no, no.
¡No caigas en su trampa!
Sus lanzas de hierro y sangre no solo te herirán,
también tu corazón han de contaminar.

¿Por qué no eligió el camino del guerrero?
¿Por qué no se volvió mago o alquimista?
¿Por qué no es un bardo que conquista minas?
Cuando tu corazón esté contaminado
y ya tengas hierro en lugar de huesos,
cuando comprendas la magia negra de su acero.
De cierto te arrepentirás.