Primer salto


Egresado con honores de la escuela de paracaidismo, le correspondía subirse a la avioneta encargada de la titulación. Repasaba en su mente todo lo aprendido, excepto la olvidada envidia de sus compañeros.

Era alto y amable con las compañeras, obediente con las señales y aunque siempre pensó en ser piloto de avión, un amigo del colegio lo llevó a observar el mundo de los paracaidistas.

«Estamos en la altitud exigida para el examen final, ahora es mi turno, mis compañeros ríen, han de ser los nervios. Al saltar la sensación es única y muy parecida al nacimiento. Desciendo del cielo y naceré en la tierra».

El paracaídas no abre y comienzo a ganar velocidad. La fuerza g me lleva directo a estrellarme en la mismísima base de entrenamiento.

Dolor primero, no entiendo nada, luego mucha luz, frío y sangre. Un golpe seco en mis nalgas, boca abajo y al abrir los ojos veo a mi madre.

Continuará…

Amor feroz


Dibujo y kitô de Juan Machín

Tú, cual loba,

y yo, salvaje bestia:

nos devoramos.

Poco a poco…


Amanece


Amanece un día

como tomando sorbos de niebla.

Sigo pensando en la pasión sin heridas

y la fragancia que me despierta.

Consigues desconectarme de miserias,

o del paso contundente de la vida.

Sigo en la orilla del mar

donde el cielo de pizarra se abre

y tú me desenredas de toda la arena cotidiana.

Imaginar la distancia entre dos puntos


Nombrar cada punto

en un extremo y otro.

Palpar con las yemas de los dedos

y multiplicar los pasos dados.

Sumar su fuerza y empuje,

surcar el viento

y restar todo movimiento contrario.

Suponer el salto y que el valor resultante

será real cuando las rectas sean coincidentes, secantes o infinitamente paralelas.

Determinar una posición relativa,

a sabiendas de que los números cambian y sus coordenadas geográficas

dependerán de dos números.

Y tú, quien suma.

Y tu palma la que mide.