
Sin buscarte apareces,
y no sé si es mi martirio encontrarte,
o suerte.
Porque sufro cuando te veo en la calle,
de lejos,
y sé que en otro piensas,
y sé que con otro estás.
Y sonrió por dentro.
Y estás tan guapa como en febrero,
como los árboles en primavera,
como las flores que florecen en invierno,
como las aves dueñas del cielo,
como todo lo bello que no tengo.
Y estás tan guapa,
como en todos los años bisiestos,
que te vienes a aparecer.
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