Lección aprendida


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Vuelo en una dimensión desconocida. Me acerqué porque me pareció ver una superficie nítida, casi transparente, como una cortina de agua que se hubiera detenido en el tiempo. Después me percaté que se trataba de eso que los humanos llaman ventana. Era una ventana que acababan de limpiar, así que poco faltó para que me estrellara contra el cristal, de no ser porque el reflejo del sol me hizo frenar en seco.

Cuando me acerqué, estuve husmeando a través del cristal, lo admito. Pero es que allí dentro parecía que lo estaban pasando fenomenal unas pequeñas crías de humanos, mientras la madre los miraba corretear por todo el salón como unos ratoncillos y reía y aplaudía con ellos. No era la primera vez que observaba la vida de los humanos tan cerca.

De pronto, un espantoso ruido me sobresaltó sin darme tiempo de reaccionar. Todo quedó completamente oscuro. Una especie de capa protectora de la ventana descendió detrás de mí, sin darme oportunidad de alejarme. En otras palabras, quedé atrapada en la penumbra, sin salida. El instinto me hizo moverme sin rumbo fijo, pero lo único que conseguí fue estrellarme contra la ventana y esa capa protectora, una y otra vez. De tanto golpearme tengo el aguijón un poco inflamado y un chichón en mi cabeza.

A ratos muevo las alas por esta dimensión desconocida para desentumirme, pero cuando me topo con los muros de mi prisión, tengo que parar. Solo espero que, en algún momento no muy lejano, estos humanos vuelvan a despejar la ventana y entonces podré volar libre, eso sí, con la lección aprendida.

Como volar


Bastó con mirar al cielo y dejarme perder en su laberinto de blancos y azules. Bastó con escuchar al vacío en el aire, su inexistente existencia me relajaba. Cuanta más atención prestaba, más me entregaba a la infinita muestra del tiempo. Mi viaje iniciaba.

«Si tan solo tuviese alas», pensaba. Era de las pocas cosas que lamentaba carecer. No se trataba de un asunto de desplazamiento o similar, se trataba del sentimiento. Las emociones que se manifestarían por el simple hecho de llegar a donde un ser sin alas jamás podría… Ni siquiera soy capaz de describirlas, nunca he volado por mi cuenta. Pero de igual manera mi viaje había iniciado. No tenía alas, pero había aprendido a prescindir de ellas. Para mí, la acción de volar había adquirido una sutil diferencia con la definición tradicional, trayendo consigo algo más que un disentimiento. Maximizaba mis emociones.

Volaba, realmente lo hacía. Saltaba de nube en nube mientras jugaba con las gotas de agua que flotaban dispersas por el aire. Las fugaces ráfagas de viento despeinaban mi cabello sin pena, pero no le daba importancia, no siempre volaba con tanta libertad. No me cansaba, no sentía un solo rastro de cansancio en todo mi cuerpo, era la mejor de las sensaciones en mucho tiempo. Tiempo… solo avancé sin tener idea de cuánto tiempo pudo pasar desde que inicié mi vuelo.

Y luego, la gravedad regresó. Me di la vuelta súbitamente, allí estaba un rostro conocido mirándome con una evidente señal de interrogación.

—¿Estás bien? —me preguntó él con su rostro aún lleno de signos interrogantes.
—Sí, disculpa, estaba ido en mis pensamientos.
—Está bien, no pasa nada. Vamos, es hora de que realices tu presentación al directorio.

Mi viaje había terminado.

Más allá… – Esteban Mejías

Un descanso antes de determinante vuelo.


Recibí
Recibí

Azul al extender sus alas, lo juro!
Azul al extender sus alas, lo juro!

Mantenida firme.
Mantenida firme.

Serà descarada
Serà descarada

Sonrío y al fin se conforma
Sonrío y al fin se conforma

Podemos seguir volando
Podemos seguir volando

Llegò
Llegò

Something amazing around you, tal es el efecto que apenas un bicharraco hermoso a mí llegado logró. Naturaleza en movimiento frenado por segundos para un merecido reposo.

notmebutme

Reflexión: LA LLAVE DE LA LIBERTAD


libertadNunca es de sabios entrar donde no te vayan a dejar salir libremente. Esta premisa aplica en todos los aspectos de la vida profesional y personal. En especial, en las relaciones amorosas, la garantía de la libertad no es negociable.

Permanecer al lado de alguien por temor, o aún peor por lástima es devastador. Ser libre física y mental es una decisión diaria. La libertad está en la naturaleza del ser humano, aunque en ocasiones la sociedad y la cultura tienden a dibujar cadenas donde el Creador, en su origen, pintó nuestras alas.

Imagen sacada de la Internet, autor desconocido