No quiero morir en soledad,
abandonada en esta tierra fría,
quiero morir acompañada
y que me entierren
con mi bandera como mortaja.
Antes de irme quiero abrazarte
y decirte al oído lo que siento,
que en mi alma siempre has estado
grabado a tinta y a fuego.
Mi caminar se hace lento,
llora en mí la guerrillera
que una vez tumbó gigantes
y caminó sobre palmeras.
Tres montañas y una estrella
han marcado mi destino.
Por ellas de fiesta vivo,
por ellas de pena muero.
No digo adiós para siempre,
tal vez mi caminar sea perpetuo.
Si no se pierden mis letras,
si no se pierden mis versos.
Hoy canto para despedirme
temprano —como suelo hacer—,
que no llego antes si me adelanto,
es que no quiero que se me haga tarde,
por dejarlo para después.
Imagen: Pixabay
Debe estar conectado para enviar un comentario.