
“Arrestaban a alguien y, en muchos casos, no se volvía a saber de él o de ella. Las tapias de los cementerios amanecían cada vez más agujereadas y teñidas con más manchas rojizas; pero los cuerpos pocas veces aparecían.” Sigue leyendo
“Arrestaban a alguien y, en muchos casos, no se volvía a saber de él o de ella. Las tapias de los cementerios amanecían cada vez más agujereadas y teñidas con más manchas rojizas; pero los cuerpos pocas veces aparecían.” Sigue leyendo
Un café sobre un café sobre un café
sobre otro sobre otro sobre otro
y un cigarro se consume despacito
y me quema los dedos y los labios y los ojos.
.
Cierra la ventana que entra el viento,
ruge una voz en vendavales de silencio.
Cierra la ventana que entra nada,
me respondo susurrando al son del tiempo.
.
Minuto parado, instante eterno:
el que uso para cerrar la ventana
y coserme las palabras desde dentro
con hilo de tinta y vocecita de aguacero.