María Xosé Queizán, homenajeada en el 7º Encuentro de Poesía de Puente Genil


Nota del editor: Gema Albornoz, autora de Salto al reverso, comparte en este espacio su entrevista a María Xosé Queizán. La escritora gallega fue la INVITADA DE HONOR en el 7° ENCUENTRO DE POESÍA, MÚSICA Y PLÁSTICA, en Puente Genil, Córdoba, España.


A María Xosé Queizán por ser parte de mi linaje literario.

Sucede. Sucede que acercarse a la lengua gallega, a través de su poesía, es el encanto de la sentimentalidad más delicada. Es como pasear por un bosque donde cada ser acumula palabras en el silencio. «Mais nadie ten menos que eu teño as grandes cualidades que son precisas para levar a cabo obra tan difícile», aseguraba Rosalía de Castro en su prólogo de Cantares gallegos, dando a luz a un libro que recoge la luz gallega, el sol, su armonía y esa frondosidad del entorno arrullando a quienes rodea.

En Puente Genil, Córdoba, en España, la poesía gallega y castellanoleonesa se encontraron con las artes plásticas, el folclore andaluz, el pop-rock, el baile, las voces, y talento, de pontaneses junto a la figura de Juan Rejano.

Durante unos días, desde el viernes 18 de octubre al sábado 26 de octubre, tuvo lugar un encuentro poético que quiere mantener ardientes los lazos de la poesía y el arte. Fue en el 7º Encuentro de Poesía, Música y Plástica coorganizado por el Ayuntamiento de Puente Genil y la Asociación Cultural Poética. Allí, donde se produjo los días de mi encuentro con María Xosé Queizán. Para su celebración, ha sido crucial el apoyo colaborativo de varias instituciones y empresas locales.

Algunos participantes del 7º Encuentro de Poesía. Foto: Yolanda Castaño.

Días memorables, sin duda. Unos días donde se homenajeaba a María Xosé Queizán y Antonio Gamoneda. Fue, entonces, cuando Blas Sánchez Dueñas dialogaba con Luz Pichel, Graciela Baquero y María Xosé Queizán. Las poetas gallegas pincelaron el panorama de la poesía gallega con un recorrido por sus propias obras. Como bien decía Rosalía de Castro, «naquel dialecto soave e mimoso que queren facer bárbaro os que non saben que aventaxa ás demáis linguas en dosura e armonía». Por otra parte, Juan Carlos Mestre, Rafael Saravia y Natalia Carbajosa, debatirían con Eloísa Otero acerca de la poesía castellanoleonesa.

Diálogo: Poesía gallega con Luz Pichel, María Xosé Queizán, Graciela Baquero y Blas Sánchez Dueñas. Foto: Santiago Cejas.

Es mi deseo de resumir estos días exposiciones, música y poesía, «aunque nadie tampoco se pudo achar animado dun máis bon deseo para cantar as bellezas da nos aterra». Exposiciones como El Genil al mar, apasionado comisariada por Fco. José Sánchez Montalbán y donde él mismo junto a Silvia Segarra, Elizaberta López y Rafael Peralbo participaban. O las exposiciones de Rafael Jiménez y Chema Rodríguez con Juan Rejano. Un apunte de memoria u Objetos conceptuales. Un apunte de memoria, esta última visionada mientras Pere Ponce interpretaba un monólogo dirigido por Sigfrid Monleón, sobre el exilio de Juan Rejano. Desde hace años, la Asociación Cultural Poética de Puente Genil trabaja para que la poesía llegue a los escolares pontaneses. En esta ocasión, con la presentación sobre este nuevo premio poético creado en Puente Genil, de la mano de Alejandro Céspedes. Momentos que gracias a la atención e interés despertado no se da por finalizada sino con la presentación de su libro Flores en la cuneta. Sin olvidar, la aproximación de Céspedes a la videopoesía o la presentación de su obra más reciente Las caricias del fuego. O el debate sobre el presente y futuro de las revistas literarias con Daniel J. Rodríguez, Guillermo Busutil y Ángel Manuel Gómez. O las presentaciones de Lugar, de Natalia Carbajosa y Desvío a Buenos Aires, de Concha García.

Asimismo, los espectáculos poéticos musicales de Yolanda Castaño e Isaac Garabatos, con Idioma da tinta; La canción de la tierra, con Juan Carlos Mestre y Amancio Prada o Biografías enlazadas de Martirio y Juan Cobos Wilkins. Ofrendaron numerosas dádivas para participantes y asistentes. Exploraciones emocionales, por estas singulares reuniones de poetas y músicos, desde la sensibilidad, el humor y el lenguaje. Por otra parte, espectáculos donde el piano colisionara con el flamenco más arraigado y profundo de unas letras de María Xosé Queizán reconvertidas para su bautismo andaluz, en Cuerda, tecla, tacón y verso con David Montañés, al piano; Milagros Salazar, al cante; Mariano Delgado, a la guitarra y Rocío Moreno, al baile. El turno para las letras de Antonio Gamoneda sería en Tempo de respeto con la joven promesa, el cantaor pontanés, Álvaro Martín, con Rafael Ortega, a la guitarra y los Hermanos Gamero, a las palmas. No puedo dejar de mencionar el espectáculo de la bailaora, Nieves Rosales, quien acompañada de Alberto Torres, a la guitarra y César Jiménez, al chelo, pudo grabar en el aire y en el suelo, con sus manos y pies de mariposa, los versos de Juan Rejano en su homenaje a “Memoria de la melancolía”. El poeta pontanés Juan Rejano fue la figura presencial, homenajeado con la disertación de la vida y el exilio de Sigfrid Monleón sobre Juan Rejano o las lecturas de Raquel Domínguez, Mónica Jaén y Ernesto Cáceres, acompañados al piano con Alicia Baena. Sobre todo, en la persona de su hija Carmen Rejano, en la entrega, a José Daniel Espejo por Los lagos de Norteamérica, del I Premio Internacional de Poesía Juan Rejano de Puente Genil y en sendos homenajes del grupo de pop-rock pontanés, junto a sus colaboraciones en coros y baile, Refugio 19 en Memoria en llamas y el cantaor Julián Estrada, en su Tributo a Juan Rejano.

Estudiantes recitando versos de la homenajeada. Foto: Yolanda Castaño.

María Xosé Queizán es una escritora, catedrática de lengua y literatura gallega, y figura relevante en el movimiento feminista en España. Cuenta con obras de teatro, cine, narrativa, ensayo y poesía. Según Concha García, una de las pioneras de los Encuentros de Mujeres Poetas y «una de las pioneras en la visibilidad poesía no solo escrita por mujeres, sino la reivindicación de la poesía lésbica». Según Juana Castro, «una de nuestras madres literarias y feministas».

María Xosé Queizán con Juana Castro y Concha García. Foto: Santiago Cejas.
Concha García, Juana Castro y María Xosé Queizán. Foto: Yolanda Castaño.

Comenzó su carrera como escritora en su adolescencia, escribiendo artículos para el periódico vigués El Pueblo Gallego. En los cincuenta, participó en obras de teatro, llegando a crear en 1959 el Teatro de Arte y Ensayo de la Asociación de la Prensa de Vigo, y a fundar y dirigir de 1967 a 1968 el Teatro Popular Galego. Su carácter emprendedor y su amor por el teatro la llevaron a desempeñar varios papeles a cargo de diversas organizaciones, como codirectora del grupo teatral Feministas Independentes Galegas (FIGA), directora de la galería de arte Roizara de Vigo, vicepresidenta del Consello Municipal da Muller del ayuntamiento de Vigo y directora y organizadora del I encontro de Mujeres Poetas Peninsulares y de las Islas (1996). Su labor como escritora se diversifica en todos los géneros y estilos: novela, cuento, ensayo, teatro y poesía; también es traductora. Sus ensayos feministas tratan temas tan controvertidos como la colonización sexual de las mujeres, el cuestionamento de la maternidad biológica y la reflexión sobre la escritura no androcéntrica. A principios de los setenta se trasladó a París, donde conoció la nueva novela francesa, lo que la ayudará a escribir su primera novela, A orella no buraco, obra incluida en la Nova narrativa galega. En 1977 publicó el ensayo A muller en Galicia al que le seguiría en 1980 Recuperemos as mans y, en 1998, Misoxinia e racismo na poesía de Pondal. Creó la revista Festa da palabra silenciada, hecha solo por mujeres, la cual coordina y dirige desde 1983. En 1989 publicó una obra de teatro, Antígona ou a forza do sangue, con la que queda finalista del Premio Álvaro Cunqueiro. Otra obra de teatro, Non convén chorar máis, permanece inédita. Obtuvo también el Premio da Xunta de Galicia por el guion de cine Prisciliano apareció en 1991, seguido por Despertar das amantes en 1993 y Fóra de min en 1994. Como traductora, figuran en su haber piezas como: O caderno azul de Marguerite Yourcenar, y también cuentos de Karen Blixen, Emilia Pardo Bazán y Charlotte Perkin .

María Xosé Queizán durante un momento de su intervención recitando. Foto: Yolanda Castaño.

«Eu estou fundamentalmente interesada polo como. Cando coñezo una persoa, non me preocupa quen é, senón como é, como fala, como ri, como pensa, como mira, como canta, como cheira».

Preámbulo de Vivir a galope.

Tuve la oportunidad de entrevistarla durante este encuentro que os he pincelado. Días en las que los músicos preparan sus instrumentos, se ultiman los detalles previos a los actos y con grabadora en mano me voy acercando. Casi siempre lo hago con música de fondo de esos minutos de ajetreo que aprovecho para conocer a algunos participantes mejor, prometiendo no dilatarme mucho en el tiempo. En este caso, la figura sentada en primera fila del Teatro Circo, la homenajeada María Xosé Queizán.

En su opinión, ¿qué es la poesía?

La mayoría de las veces la poesía es un circular por un camino manido, que está lleno de las mismas cosas, que habla durante siglos y siglos de lo mismo, que dicen que está poseída por la imaginación. Pero la mayor parte de las veces está poseída por lo trivial, lo que es seguir lo de siempre.

¿Por la realidad, también?

No, muy poca. Poca poesía tiene verdad. La mayoría, digamos, está viciada.

¿Cómo ha logrado a vivir a contracorriente en el ambiente poético?

Pero tanto en el poético, como en la novela, como en el ensayo, como en todo lo que traté. A mí es lo que me tira, yo digo lo que creo y pienso. Punto.

¿Cómo ha conseguido la mujer, cómo ha alcanzado, un espacio ahí?

Pues hacer lo contrario de lo que hago yo.

No creo, ¿no? (Risas)

Sí, seguro que sí. Utilizar su arte y sensión para seducir a los varones, para que las quisieran. Mira, Rosalía de Castro, que es la poeta inicial del renacimiento gallego, que tiene una madre y no un padre, eso es importantísimo para las poetas gallegas. Rosalía de Castro inició un libro diciendo: (recita de memoria) «Daquelas que cantan as pombas i as frores/todos din que teñen alma de muller./Pois eu que n’as canto, Virxe da Paloma,/ ¡ai!, ¿de qué a teréi?». Osea, Rosalía comienza diciendo que no va a cantar a las que cantan a las palomas, a las flores y esas son las que tienen alma de mujer. Las que a los hombres les gustan. Ella no lo va a cantar. Entonces, ¿de qué tiene el alma, lo que no es de mujer? Entonces, lo femenino, lo delicado, lo sensible, el sentimiento, el amor todo eso es lo femenino. Si la mujer quiso empezar algún camino en la poesía fue por ahí. Lo que pasa que muchas se salieron.

Y si no seguías esas pautas o no hablabas de esos temas…

No eras femenina, claro.

¿Qué se puede aportar desde un colectivo minoritario, por ejemplo, de una mujer que no cante a las palomas, a las flores?
Se puede aportar una realidad oculta. Una realidad que no había sido tratada, un sexo desconocido, unas experiencias que no caben en otras cabezas masculinas. Se pueden aportar unas ideas que sirven para cambiar el mundo. Bueno, muchas cosas se pueden aportar.

En el preámbulo de Vivir a galope comienza diciendo: «Tenño una gran dificultade para lembrar nomes propios e datas». ¿Cuál es la importancia de nombrar?

Es que lo que no se nombra, no existe. Por lo cual, hay que nombrar todo.

¿Cómo ha recibido esta invitación como homenajeada al Encuentro?

Con ledicia, que decimos en Galicia, con alegría.

«Agradezco moito esta invitación», diría, entre otras cosas, en su intervención.

Como ya abrocharía Blas Sánchez Dueñas durante su exposición, esta escritora, ensayista, traductora, activista, directora de revistas, pensadora feminista y una de las autoras más relevantes e influyentes de las letras gallega, María Xosé Queizán. Nos regalaría una pequeña charla sobre las Trobairitz, sobre las canciones de mujeres en la lírica occitana y comentó de aquellas que tradujo al gallego.

Esta poeta tardía, como ella misma aseguró, recitó dos poemas de Despertar das amantes, primer poemario lésbico de Galicia y España, entre ellos, Lingua amada. Más tarde, agasajó al público del Teatro Circo con Negra Camomila, donde lució la lírica de su voz al cantar en varios fragmentos. El público agradeció su originalidad con un emocionado abrazo. Allí recibiría homenajes de los estudiantes, artistas, de las poetas Juana Castro y Concha García con quien ha compartido encuentros y anécdotas y de un pueblo, Puente Genil, que la recibió agradecido.

Ana Blandiana, invitada de honor del VI Encuentro de Poesía de Puente Genil


Nota del editor: Gema Albornoz, autora de Salto al reverso, comparte en este espacio su entrevista a Ana Blandiana. La poeta rumana fue la INVITADA DE HONOR en el VI ENCUENTRO DE POESÍA, MÚSICA Y PLÁSTICA, en Puente Genil, Córdoba, España.

A Ana Blandiana, mi amistad y poesía, agradeciéndole sus respuestas.

La Asociación Cultural Poética brindó un amplio abanico de actividades programadas entre el 1 y el 16 de junio de 2018, en Puente Genil, Córdoba (España). El VI Encuentro llevaba por lema “Poesía y feminismo: una estética de la diferencia” y ha tenido como objetivo dar visibilidad a la mujer dedicada al arte y la cultura a lo largo de la historia. Por ello, se ha contribuido a crear y abrir espacios que ofrecieran a la mujer la libertad necesaria; para expresarse sin ningún tipo de coacción a través de los múltiples lenguajes, códigos, imágenes y símbolos que han utilizado y utilizan en sus creaciones artísticas y culturales, ya fuese en el campo de las artes visuales (plástica, vídeo o cine) o en el de las artes escénicas (teatro, danza, declamación poética, lectura performativa y música), según comentaban desde la organización. Y así lo hicieron, proponiendo lugares de encuentro como La Alianza, el Teatro Circo, la Plaza Nacional o la Plaza de Abastos del Romeral, en un sábado de mercado habitual.

Proyección del cartel del VI Encuentro sobre la Alianza en Puente Genil, Córdoba. Diseñado por Adriana Manuela Ruiz Gómez.

Han conseguido tocar todos los ámbitos desde la poesía, música, teatro, danza, vídeo, plástica y performance con un extenso listado de fulgentes participantes como Adriana Manuela Ruiz Gómez y su proyección Las Danaides, El río de la memoria de Víctor Almeda Estrada, la actuación de Nameless; charlas-conferencias de María Rosal, Ana Rossetti, Chantal Maillard, Julieta Valero, Pablo García Casado o el diálogo entre poetas con Juana Castro, Raquel Lanseros, Cecilia Quílez, Ángeles Mora y Guillermo Busutil. Los círculos concéntricos de Alejandro Céspedes; el ojo que todo lo ve en la obra de teatro de En tierra de George Brant y dirigida por Sigfrid Monleón e Isabelle Stoffel; el concierto íntimo de Miren Iza (Tulsa); el homenaje a “Las SinSombrero” por parte del cantautor Paco Damas; cruzar a la Patagonia argentina gracias a Concha García y estar Entre dos orillas de Argentina y Uruguay con su documental o con su Un brillo del no, espectáculo interdisciplinar con Chefa Alonso. El décimo octavo aniversario de El Coloquio de los perros, la performance Tres mujeres de copa de DesnudArte Creando. Y tener la posibilidad de entrevistar a su Invitada de Honor: Ana Blandiana.

Asistente con el tríptico del evento. Foto: Gema Albornoz.

En Puente Genil, en una preciosa sala del Hotel El Carmen nos emplazó la Asociación Cultural Poética, la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, la Diputación de Córdoba y la Fundación Juan Rejano a los medios locales, provinciales y digitales, a una rueda de prensa. El motivo de tal convocatoria era la presencia de la poeta, prosista y ensayista de la literatura rumana —e importantísima en el panorama nacional e internacional— Ana Blandiana. Eran las seis de la tarde cuando se escucharon, al fondo de la sala, el eco de unos pasos. Ana Blandiana se acercaba a todos los presentes en compañía de su traductora Viorica Patea. Nos saludó, uno por uno, sonriente y amable, para situarse poco después en la mesa que presidía la sala junto a su traductora. Sobre la mesa unas copas, unas botellas de agua y un cuaderno ocupaban el espacio que invadía con mi móvil, mientras lo colocaba para presentarme, de nuevo, en alto y comenzaba mi ronda de preguntas bajo la luz tenue de un foco centrado en las dos mujeres frente a mí.

Viorica Patea y Ana Blandiana. Foto: Gema Albornoz.

Tras lo vivido en su país, primero ser perseguida y posteriormente a 1989 en condiciones de libertad, ¿cómo fue el proceso de aceptar y entender que tenía que limitar la palabra «libertad»?

Desafortunadamente, los límites de la libertad no son el problema sino el hecho de que la libertad de la palabra disminuye la importancia de la palabra. Antes la poesía tenía el lugar de muchas cosas prohibidas. A través de la metáfora podía expresar verdades que la religión, la sociología, la historia, la filosofía no podían decir entonces, todo el mundo recurría a la poesía. En condiciones de libertad cada una de estas disciplinas recobra su propio lugar y se expresa en su propio lenguaje, con lo cual la poesía ha quedado reducida a un pequeño número de lectores de élite que la aprecia. No es que la libertad, en general, no reconozca sus límites. Recuerdo que me impactó mucho el líder del sindicato polaco Solidaridad, Lech Wałęsa que se comparaba a sí mismo como el trabajador de una fábrica, el presidente de Polonia, decía: “Antes pensaba que lo entendía todo, ahora me doy cuenta que no entiendo nada”. Acerca de la libertad dijo que “en condiciones de libertad, descubrí que en un régimen liberal, el mal se aprovecha mucho más que el bien de la libertad”.

¿Alguna vez ha cedido ante la presión política o literaria para escribir de acuerdo a algunos parámetros o realidades pautadas?

No. No hubiera logrado hacerlo de ninguna manera. (Ríe, negando con la cabeza).

En una entrevista comentó que escribir era tanto «alegría como suplicio», cuando escribe ¿es el momento para enfrentarse a su yo más profundo?

Claro que sí, pero no recuerdo haber mencionado que escribir es una forma de suplicio. A lo mejor, en el sentido de que la alegría de escribir es una consecuencia del hecho de que escribir no es fácil, puesto que la poesía es algo que viene cuando ella quiere. No sabes si se ha acabado o si volverás a escribir, aunque esto te pasara en varias ocasiones, nunca tienes la certeza; así que sí, hay un tipo de sufrimiento, pero cuando escribo, diría más bien que lo hago con un asombro lleno de felicidad porque soy capaz de escribir.

Ana Blandiana. Foto: Gema Albornoz.

En su opinión, ¿quién debe guardar la memoria colectiva de la sociedad?

En la Grecia Antigua, para los poetas, Mnemósine era la Diosa de la Memoria y la Madre de todas las Musas. Todas las Musas eran sus hijas. De modo que Homero era historiador y poeta al mismo tiempo. Me pueden preguntar por qué dos escritores como mi marido y yo, hemos empleado veinticinco años de nuestra vida en crear el Memorial de las Víctimas del Comunismo y de la Resistencia para realizar una institución que guardara y transmitiera la memoria colectiva en vez de escribir nuestras obras. Podría decir que la mayor ambición del comunismo y de cualquier régimen totalitario es el de destruir la memoria. Destruir la memoria es necesario para poder llevar a cabo el lavado de cerebro de todo aquel que está en el poder y quiere el poder absoluto. El comunismo se ha derrumbado como forma de gobierno, pero sus residuos quedan en la mente de la gente. El comunismo también era una sociedad extremadamente secreta, aberrantemente secreta. No hay ningún documento de las persecuciones. Yo he estado y he visitado el Memorial de Yad Vashem en Israel y allí hay documentos en los que se ve cómo los nazis llevaban a cabo esas ejecuciones: filmaban las ejecuciones y las escenas dentro de la cárcel. Puedo decir que la Unión Soviética y los comunistas han sido mucho más perversos que ellos porque no han dejado ninguna huella. Eran mucho más reticentes. Los nazis pensaban que eran los amos del mundo y no tenían ninguna vergüenza de lo que hacían. Pero en la Unión Soviética no fue así, por ejemplo, nosotros no sabíamos que en una época en la que mi marido y yo éramos jóvenes hubo ciento veinte rebeliones de campesinos que se oponían al programa de colectivización de la tierra; se les quitaba la tierra para que no pudieran ser libres, porque la tierra significa propiedad privada y esto confiere un grado de libertad. Nosotros hemos vivido, y éramos contemporáneos a estas ciento veinte rebeliones campesinas y no sabíamos nada. Los agentes del ejército y de la policía secreta iban, rodeaban esos pueblos y empezaban a disparar al azar ante todo aquel que se movía en el pueblo. Y era un asalto como si se tratara de una ciudad enemiga, después, los cuerpos de los muertos se dejaban en la calle para así atemorizar a la población. Y nadie sabía esto, solamente los muertos y sus familias. Entonces, nosotros hemos hecho el Memorial porque pensamos que es importante descubrir la verdad, transmitir la verdad a los demás para así reconstruir la memoria colectiva.

Una cita de su relato La primavera dice «Lo fantástico no se opone a lo real, sino que constituye sólo su representación más llena de significado. Al fin y al cabo, imaginar significa recordar», ¿significa eso que cuando imaginamos recordamos lo vivido en otras vidas? ¿Cómo ha imaginado este VI Encuentro y cómo lo recordará?

Recordar la vida de otra vida es una forma de entender esta frase, pero mi frase tiene otros sentidos. El hombre no es capaz de inventar algo que no existe en realidad, la imaginación es una construcción de fragmentos de realidad según otras reglas. Por ejemplo, una sirena es una mujer que tiene cola de pez; una esfinge es una mujer con un cuerpo de león. Me parece que esos recuerdos de otra vida y esa capacidad de construcción es la esencia de la poesía. Sócrates decía que «aprender significa recordar» y Novalis decía que «estamos más cerca a lo invisible que a lo visible». Y yo me siento bien en esta zona que no pertenece a la vida cotidiana.

Minutos para firma de libros. Foto: Gema Albornoz.

En todo momento, Ana Blandiana y Viorica Patea fueron extraordinariamente generosas para con quienes estuvimos allí: Onda Cero Puente Genil, Manuel Guerrero para Saigón, Sur de Córdoba, Radio Lucena y Radio Atalaya; Ángel Manuel Gómez Espada para El Coloquio de los Perros, Antonio Luis Ginés para Cuadernos del Sur, Guillermo Busutil, Natalia Carbajosa, nuestro infatigable compañero, Santiago Cejas de Digging Dog Studios, realizando la grabación audiovisual del momento o la atenta mirada de Antonio Roa, organizador del encuentro. Y todos mis sentidos elevados —y expuestos— para Salto al reverso, Prisma a la vista, Saigón y para la propia Asociación Cultural Poética a las que pertenezco y desde las que intentaré contaros este VI Encuentro dedicado a la «Poesía y feminismo: una estética de la diferencia» desde muy diversos ángulos.

Junto a DesnudArte Creando y Ana Blandiana al finalizar la noche. Foto: Viorica Patea.

Aquí, y ahora, nos acontece la entrevista de Ana Blandiana como Invitada de Honor del mismo. Agradecidísima a Ana Blandiana y Viorica Patea por la paciente traducción y posteriormente, como he mencionado anteriormente, por su exquisito trato con todos y cada uno de los allí presentes.

Entrevistarla, escuchar la vida de Ana Blandiana aquella noche con Natalia Carbajosa y Viorica Patea. Tener presente a la autora de 16 libros de poesía, dos volúmenes de relatos fantásticos, nueve de ensayos y una novela, por los que ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales, sabiendo que Ana Blandiana es en la actualidad la poeta rumana más internacional o que sus libros de poemas, prosa y ensayo se han traducido a veinticinco idiomas, en un total de ochenta volúmenes diferentes. Oírla recitar mientras los insectos del río Genil buscaban la luz del farol y la higuera se refrescaba con la brisa; esos nimios aleteos alterando la corriente: serían el comienzo de mi asombro de la noche del 15 de junio del 2018.