Soldados desechables


«Soldados desechables», por Blacksmith Dragonheart.

Cierto día, se decidió que los seres humanos no podrían ser obligados a pelear en una guerra. Esta ley, que se volvió prácticamente mundial, llevó a los gobernantes a replantear sus estrategias bélicas. Cada país empezó a crear laboratorios de cría selectiva utilizando úteros artificiales para producir suficientes ejemplares como para reemplazar a sus soldados humanos con soldados quimera. Un soldado quimera consistía en un ser que tenía, en parte, el mismo genoma humano. Sin embargo, para potenciar ciertas habilidades y sentidos, se utilizó ingeniería genética avanzada para retirar secuencias del ADN humano y cambiarlas por codificación genética de diferentes animales. Esto les otorgó habilidades únicas, dependiendo de la combinación de genes que se utilizara.

Los soldados quimera pelearon muchas guerras en lugar de los ejércitos humanos, que dedicaban cada vez más tiempo y recursos a seguir fabricando úteros artificiales e instalaciones de entrenamiento. Otra característica, muy deseable entre los soldados quimera, era que maduraban el doble de rápido que una persona promedio, por lo que crecían y envejecían más rápido. De esa manera sus entrenamientos demorarían menos, y siempre se tendría un lote preparado para cualquier enfrentamiento contra la milicia.

Los soldados quimera fueron creados para ser sumisos y obedecer a su figura de autoridad. Además, contaban con modificaciones robóticas en sus cuerpos para poder controlarlos de forma remota y matar a los soldados que no obedecieran las órdenes o presentaran cualquier manifestación de pensamiento individual. Llegado el momento, los soldados quimera pelearían la Cuarta Guerra Mundial en lugar de los seres humanos no modificados. Para ese entonces, cada nación en guerra aceleró la producción de soldados quimera para mantener alto el conteo de combatientes y mejorar sus posibilidades de ganar el conflicto junto a sus aliados.

Los soldados quimera resultaron muy eficientes en sus labores y el conflicto terminó luego de muchas sangrientas batallas de las que los humanos sin modificar estaban muy orgullosos, argumentando que habían logrado «civilizar la guerra» para que ninguna persona sufriera por ella. Pese a eso, muchos movimientos sociales empezaron a cuestionar el trato que se le daba a los soldados quimera, que carecían de derechos humanos puesto que sus creadores argumentaban que su genética había sido tan modificada, que el producto terminado no podría considerarse humano, debido a su significativa diferencia de ADN.

Mientras las protestas por los derechos de los soldados quimera continuaban, el mundo posguerra sintió que tenía asuntos más importantes en los cuáles enfocarse. Por lo que decidieron negociar con los protestantes y se llegó al acuerdo de que no se realizaría, como se tenía planeado, la eutanasia de los soldados quimera luego de la Cuarta Guerra Mundial. En su lugar, los soldados serían liberados y adquirirían derechos humanos bajo la definición de que su capacidad de razonar y su conciencia de sí mismos los volvía humanos pese a su diferencia genética.

Pasaron los años y algunos de los soldados quimera lograron establecerse en comunidades humanas y se convirtieron en entes funcionales de la sociedad. Algunos hasta consiguieron pareja y tuvieron hijos. Esto provocó que la humanidad, al mezclar sus genes con los de los soldados quimera, diera origen a una nueva generación de humanos con habilidades únicas, resistencia mejorada y una inteligencia promedio superior. Sin embargo, tomaría años de selección artificial y de campañas de modificación genética prenatal, para eliminar la característica de envejecer aceleradamente. Esto cambió el genoma humano mundial de forma irreversible debido a que, con el paso del tiempo, murieron todos los ejemplares humanos sin modificar.

Pasaron décadas de terapia de refinamiento genético. Cada gobierno del mundo tenía su propio programa para modificar la genética de la población para volverla resistente a ciertas enfermedades y potenciar al máximo las características que ellos consideraban deseables como inteligencia, apariencia y rendimiento físico, etc. Eventualmente, la genética mundial llegó a ser prácticamente igual, salvo pequeñas modificaciones locales que cada gobierno realizaba a sus habitantes con el fin de adaptarlos de forma perfecta al medio ambiente en el que se desenvolverían.

Esta modificación masiva del ADN mundial logró darle un mejor estilo de vida a la población y terminó por convertir a la raza humana en algo que ya no podía considerarse como homo sapiens, sino como homo sapiens superior. Sin embargo, la eugenesia y la poca variedad genética hicieron vulnerable a la humanidad ante la reaparición de antiguos agentes patógenos que eran relativamente manejables con el genoma humano anterior. La humanidad intentaba buscar una solución a las plagas, que empezaron a mermar rápidamente la población de muchos países. Pero era demasiado tarde, las enfermedades avanzaban más rápido que la capacidad del ser humano para modificar genéticamente a su población. Por lo que, luego de casi dos siglos de la creación de los soldados quimera, la humanidad se extinguió a causa de un virus gripal para el cual sus cuerpos no tenían defensas naturales.

El llanto de Sariel


«Los polvos de Sariel», por Blacksmith Dragonheart

Cuenta la leyenda que Sariel era miembro del Ejército de los Siete Arcángeles. Sus labores eran sagradas y contaba con la gracia de Dios. Sin embargo, un día durante sus misiones, Sariel cometió su primer error. Al igual que otros ángeles, empezó a mirar al mundo humano y quedó deslumbrado por la belleza de las hijas de los hombres. Sin embargo, aún no había cometido pecado alguno.

Pese a ello, Sariel adquirió el hábito de observar el mundo humano cada vez que podía. Pero, a diferencia de sus congéneres, éste no se dedicó exclusivamente a observar a las hijas de los hombres. Pasó siglos humanos observando, poco a poco, los actos de los seres humanos. Contemplando sus avances, sus errores, sus amores, sus odios, sus pasiones, sus guerras, todas las facetas de todas las personas.

Fue entonces como, sin darse cuenta, Sariel empezó a contaminar su corazón hasta el punto en que dejó de ser digno del Ejército de los Siete Arcángeles. Se le impidió el acceso al ejército celestial e incluso llegó a ver la caída de los ángeles expulsados del cielo por mezclarse con las hijas de los hombres.

A Sariel no fue necesario expulsarlo del cielo, él decidió exiliarse en la luna para observar a los seres humanos con más detalle. Al estar más cerca, empezó a ser capaz de leer sus pensamientos, sentimientos y emociones. Allí fue donde Sariel entendió la maldad inherente del ser humano y su corazón se volvió completamente el de un demonio.

El demonio Sariel empezó a odiar a la humanidad por todas aquellas atrocidades que llegó a contemplar. Lo que más trastornaba su mente, que ya no era perfecta, era el hecho de poder leer los pensamientos de las personas mientras cometían los crímenes más execrables. Sariel vio engaños, mentiras, chantajes, sobornos, corrupción, abusos, vejaciones, violaciones, torturas, secuestros, asesinatos, genocidios y una larga lista de etcéteras.

Sariel vio más de lo que pudo soportar. Un día, en su impotencia y desesperación, decidió arrancarse sus hermosos ojos y pulverizarlos. Concentró en aquel polvo todo su dolor y la poca bondad que le quedaba. Soltó el polvo hacia el mundo humano, con la esperanza de que los remanentes de su anterior estado de divinidad ayudaran a la humanidad a corregir su camino. Pero esto no ocurrió, la humanidad había llegado a un punto en que los polvos de Sariel ya no podían surtir efecto alguno.

Para este punto, el demonio exiliado en la luna ya no podía ver los eventos del mundo humano, pero podía seguir oyendo los pensamientos macabros de la humanidad. Retumbaban en su mente los lamentos de una mujer violada, de un niño devastado por la muerte de sus padres en la guerra, las súplicas de secuestrados y prisioneros, los llantos de una madre que pierde a su hijo en un asalto. Esos sonidos lo alteraban, pero aún podía soportarlos.

Aun así, la curiosidad del ciego Sariel no tenía límites y siguió buscando, ahora de forma deliberada, seguir ahondando más en la miseria humana. Agudizó el sentido de oír los pensamientos humanos y se adentró en la maldad profunda que ocurre entre las sombras y que solo es conocida por sus perpetradores y sus víctimas. Fue demasiado para su mente el conocer los crímenes de guerra, los asesinatos y violaciones en vivo expuestos en la Deep Web, el tráfico de órganos y demás aberraciones humanas clandestinas de las que muchos, por suerte, no conocen.

Sariel no tuvo esa suerte, pasó años vigilando aquello, llorando sangre por las cuencas vacías de sus ojos. Hasta que, en un acto completamente premeditado para acabar con su sufrimiento, Sariel cometió un pecado imperdonable tanto para un ángel como para un demonio. Utilizó parte de las plumas de sus alas, que él mismo se arrancó al perder su condición divina, y empezó a construir una daga con ellas. Al ser un demonio, Sariel podía ser dañado por aquella arma. El exiliado, ciego y trastornado Sariel forjaba su arma mientras lloraba sangre sobre ella. La sangre brillaba como fuego hasta que, cuando ya no pudo soportar el sufrimiento que le causaba la vigilancia del mundo humano, se apuñaló a sí mismo en el corazón. Siendo este el único caso registrado del suicidio de un ser divino.

Impresoras de huevos


—¡No renuncies, por favor!


No renuncies Angeline 001
«El ángel se va». Bolígrafo sobre cartulina. Por Blacksmith Dragonheart.

 

—Mijo… mijo. No llores, que no me voy a morir. Solo quiero descansar, ya estoy vieja y quiero pasear y disfrutar de este maravilloso mundo. Además, ¡sabes dónde encontrarme! Cuando quieras un consejo de esta vieja guerrera, puedes visitarme y hablaremos; eres bienvenido en mi familia así como mi familia es bienvenida a tu taller.

—¿Y tu legado? ¡Quiero que estés presente cuando contemos tus historias!

—Mi amor. Como te digo, ya estoy vieja, ya pasé de moda. A nadie le interesan mis historias, ¡pero mira esta belleza que tienes aquí! Re se ve fuerte y hermosa, trabaja con ella y sus amigas, ¡la gente las adora! Sigue adelante, haz cosas nuevas. Trabaja con el alquimista, es la oportunidad que buscas ¡haz equipo! No estas solo, mi amor.

—Es verdad. Pero no hemos logrado lo que alguna vez nos propusimos ¡No te vayas todavía!

—¿No lo hemos logrado? ¡Ya lo logramos! Solo mira a tu alrededor… A ver…. Has estado tan ocupado que no te has detenido a ver los resultados. ¡Mira qué hermoso reino! Y por fin tiene reina. ¡Y una reina poderosa, con habilidades increíbles! ¿Te acuerdas que pensábamos que jamás descubriríamos El secreto de las aleaciones magnéticas y de mis habilidades? ¡Mira quién lo vino a descubrir!… Cambia esa cara, date cuenta de que por fin lo lograste.

—Ahora que lo dices, sí, es cierto, pero ¿Y? La reina, tú, el alquimista, todos merecen que su historia sea contada. Por favor, no te vayas aún, voy a necesitar mucha ayuda.

—Mijo, pero sí la tienes. Ahí tienes al alquimista, él te ayudará. No te preocupes de cómo va a pasar aún, ¡tú solo sigue forjando y creando! Y ni hablar de nuestra reina, ¡aprovecha toda su energía y poder! Quita tu rostro con lágrimas de mis avejentados pechos. Y sonríe y alégrate sobre los firmes y jóvenes pechos de tu reina. Y los jueces, hay muchos jueces sabios y capaces. Quedan Jacob, Balzak, Katrina y todos los demás… Es la oportunidad perfecta para que yo pueda retirarme y dejar este mundo en buenas manos. ¡Créeme que eso me deja muy tranquila! Así que confía en mi, tú también puedes estar tranquilo. También disfruta de lo que tienes ya, date un momento. No todo es trabajar y entrenar.

—… Gracias Señora… Está bien… Solo hágame un último favor. ¿Aún tiene eso que le di?

—Sí, ¿lo quieres de vuelta?

—No. Siga guardándolo. Ese es el último favor que le pediré. Guárdelo hasta el final.

—¿No lo piensas usar?

—Ese no. Es que ya tengo dos más.

***

Gracias por tanto, Señora Maxwell.

El atentado de Los hermanos Kérberos I


Hermanos Kerberos 001
Ilustración: Blacksmith Dragonheart

Un grupo de trillizos escapó de un orfanato y pasó su niñez viviendo en casas abandonadas, subsistiendo mediante el robo de alimentos. Ya en su adolescencia tenían en su haber muchos crímenes por los que nunca recibieron un juicio. Para ese entonces eran conocidos como Los asesinos Delta, por el tatuaje en forma de triángulo negro que tenía cada uno en diferentes partes del cuerpo. Uno en la frente y, los otros dos, en un muslo diferente. Esta información fue obtenida por una de las pocas personas que, sin morir en el intento, logró ver a los asesinos en serie y dar su testimonio.

Durante uno de sus constantes robos y asesinatos, encontraron una misteriosa escultura de un perro de tres cabezas encadenado por un hombre. La escultura tenía marcas de una escritura muy antigua, y cada perro tenía incrustadas dos piedras negras en lugar de ojos. Los hermanos, luego de matar al dueño de la casa, robaron la escultura, impulsados por un extraño influjo. No se volvió a saber de ellos durante años.

***

Luego del robo de la escultura, los hermanos la llevaron a una de sus casas provisionales y la examinaron. Se dieron cuenta que no había nada aparentemente valioso en ella, salvo las piedras negras en los ojos de cada perro. Intentaron sacarlas a la fuerza, para cotizarlas en el mercado negro e intentar venderlas a buen precio. Pero, en cuanto intentaron quitar una de las piedras, la escultura se encendió en llamas, haciendo que la soltaran inmediatamente. Luego, para sorpresa de los hermanos, la escultura en llamas levitó hacia el centro de la habitación y empezó a hablar.

—El lazo de sangre es necesario para el conjuro de invocación. Solo tres hermanos de la misma edad podrán liberar el poder completo de esta escultura. ¿Serán ustedes aquellos que lo logren?— la escultura esperaba una respuesta de los impactados hermanos.

Los hermanos se miraron entre sí, sorprendidos y dudosos sobre qué respuesta dar. También estaban mareados por el humo negro que provenía de la escultura en llamas. Pero, bajo el oscuro influjo del humo negro, finalmente dijeron al unísono: «¡Queremos ese poder!».

—¡Perfecto! —dijo la escultura—, pero antes deberán firmar el contrato y pagar el precio.

Dicho esto, la escultura empezó a explicarles paso a paso todo lo que debían hacer.

***

La escultura estaba lista y todos los ingredientes estaban reunidos en el sótano de una casa de la que se apoderaron una semana antes, secuestrando a sus dueños. Primero, cada uno tuvo que hacerse un corte en la muñeca izquierda y derramar, al mismo tiempo, su sangre sobre la escultura. Eso hizo que la escultura pasara de un color parecido al mármol, a tener el mismo color que la sangre. Luego, fueron a la habitación donde tenían a los dueños de la casa con su hijo. Los llevaron amarrados ante la presencia de la escultura, que levitó hasta el centro de la habitación y dijo: «¡Ahora!». Dicho esto, los hermanos degollaron a sus tres rehenes, al mismo tiempo, y los ofrecieron como sacrificio ritual, recitando un conjuro que la misma escultura les había enseñado.

Inmediatamente después del sacrificio y el conjuro, la escultura empezó a convertirse en polvo, dejando solo los ojos de los perros. Los hermanos tomaron, cada uno, dos piedras negras y oyeron una voz que salía al mismo tiempo desde cada una de ellas:

—De ahora en adelante, serán conocidos como Los hermanos Kérberos. El sello que mantenía encerrado el poder de la escultura se ha roto. Ahora es suyo. Aprendan a usarlo, ¡si es que son capaces!

***

Años pasaron. Los hermanos Kérberos, luego de mucha investigación, descubrieron que las piedras podían ser descifradas con un arte conocido como vudú. Aprendieron las bases de dicho arte y descifraron cada una de las seis piedras negras. Descubrieron que cada pareja de ojos contenía un conjuro de Mahou de efecto desconocido. Cada conjuro mostraba un mayor nivel de dificultad en cuanto a los pasos e ingredientes requeridos.

Eventualmente, intentaron el primero de los tres conjuros contenidos en las piedras negras. El conjuro tenía como requisito un sacrificio humano por cada una de las piedras, es decir, dos sacrificios por cada cabeza de perro. Con los ingredientes reunidos, en un sitio apartado y al aire libre, Los hermanos Kérberos procedieron a la ejecución del conjuro. Con las piedras negras en cada una de sus manos, cada hermano tomó a un rehén y lo degolló. Luego, sumergieron sus piedras negras en la sangre de sus víctimas. Las piedras brillaron y, de cada par, empezó a salir una especie de humo negro que se acumulaba poco a poco hasta formar la silueta de un perro. Una vez formadas las encarnaciones de humo, los hermanos tomaron a los otros tres rehenes y los ofrecieron como sacrificio a los perros. Cada silueta de humo empezó a invadir y consumir a su víctima, que gritaba de dolor en el proceso. Al concluir el sacrificio, los perros tomaron forma material.

Los tres perros tenían un gran tamaño, alrededor de cinco metros de altura. Y empezaron a aullar al unísono. Luego de eso, los hermanos intentaron hablar con los perros. Cada perro eligió a su dueño y empezaron a explicar que, antiguamente, habían sido encerrados por un poderoso alquimista dentro de aquella escultura. Y que, durante siglos, habían esperado la remota posibilidad de hallar unos trillizos dispuestos a liberarlos, puesto que ese lazo de sangre era uno de los ingredientes principales para romper el sello. Dicho esto, cada perro dirigió la mirada a su dueño y, al unísono, dijeron: «Y, hablando de sangre, aún no recuperamos del todo nuestros poderes».

Luego de aquellas palabras, cada perro empezó a atacar a su dueño. Los hermanos intentaron evadir los ataques con sus habilidades vudú, pero no lo lograron. Pese a ello, los perros no los mataron. Una vez dejaron gravemente heridos a Los hermanos Kérberos, los perros dijeron:

—Necesitábamos de su sangre, tomada por la fuerza, para así recuperar nuestros poderes. Tómenlo como un precio por el contrato de invocación.

Los perros, entonces, aullaron al unísono mirando la luna llena y cada uno lanzó un rugido. Uno de los perros emanaba un aliento con llamas. Otro, un aliento de hielo. Y, el último, un aliento eléctrico. Terminada la exhibición de poder, los perros se volvieron humo nuevamente y volvieron cada cual a su par de piedras negras. Luego de su larga recuperación, cada uno de los hermanos quedó con una secuela física diferente. Uno de ellos perdió un ojo. Otro, un brazo. Y, el último, una pierna.

***

Pasaron muchos años de dolorosa rehabilitación. Sin embargo, los hermanos estaban seguros que no había sido en vano. Los perros, para poder liberarse del sello, habían firmado un contrato de invocación con ellos, por lo que no podían negarse cuando se los llamara. Pero ellos ya sabían de la monstruosa fuerza y agresividad de los tres perros. Por lo que decidieron entrenar durante un tiempo antes de invocarlos de nuevo, para que no se repitiera el incidente de la primera vez. Además, tenían los ingredientes preparados para el segundo de los tres conjuros que contenían las piedras.

Esta vez, los ingredientes eran seis sacrificios humanos y tres semillas de la codicia. Los tres primeros rehenes fueron utilizados para el ritual de invocación. Los Hermanos Kérberos degollaron, al mismo tiempo, a tres de sus víctimas mientras recitaban un conjuro de Mahou. Inmediatamente, arriba de ellos, se abrieron tres grietas dimensionales que trajeron de vuelta a los perros. Los hermanos esquivaron el primer inconveniente y evitaron ser aplastados por los perros dando un rápido salto hacia atrás. Antes que los perros pudieran reaccionar, degollaron a los rehenes restantes y recitaron el segundo conjuro contenido en las piedras de la escultura. Luego, los hermanos embebieron sus piedras negras en la sangre. Es decir, las piedras que representaban los ojos de la escultura, más las semillas de la codicia que consiguieron matando a tres diferentes practicantes de vudú.

Una vez hecho eso, las piedras levitaron y empezaron a usar la sangre y huesos de los sacrificios para formar, en los cuerpos de los hermanos, los miembros perdidos. Tenían su ojo, brazo y pierna otra vez, pero eran de color negro y cada uno tenía incrustadas tres semillas de la codicia.

Con sus miembros ya regenerados, y el poder de las semillas de la codicia, su sed de sangre aumentó. Además, de cada miembro artificial, ellos podían enviar una señal que controlaba mentalmente a los perros. Así lograron el control de las criaturas que tanto esfuerzo y dolor les costó invocar.

***

Una vez logrado el control de sus invocaciones, Los Hermanos Kérberos se dirigieron al pueblo donde estaba el orfanato del que huyeron. Se hospedaron unos días en un departamento amoblado, sin llamar la atención. Durante ese tiempo, se dedicaron a conseguir nueve sacrificios más. Cuando dejaron a sus rehenes maniatados en la cueva más cercana, se dirigieron al pueblo a marcar tres paredes con símbolos pintados con una mezcla de su sangre y la de sus rehenes.

Hecho esto, volvieron a la cueva y, cada cual, tomó a una víctima, la degolló y recitó el conjuro correspondiente para abrir la grieta dimensional e invocar a su respectivo perro. Inmediatamente, enviaron la señal de control mental y mantuvieron quietos a los canes para dibujar símbolos de sangre en sus lomos. Luego, tomaron tres rehenes más, los degollaron y recitaron un conjuro. Eso abrió otra grieta dimensional que se llevó a los perros y los invocó en el lugar donde dejaron las marcas de sangre en el pueblo.

Finalmente, degollaron a las víctimas restantes y recitaron otro conjuro. Esto provocó que aparecieran tres grietas dimensionales que transportaron a los hermanos sobre las marcas de sangre dibujadas en los lomos de sus respectivos perros. Una vez completado el proceso, utilizaron a los perros para destruir todo a su paso. Usando el aliento del perro eléctrico, sobrecargaron el sistema de abastecimiento de energía para dejar la ciudad a oscuras. Usando el aliento del perro gélido, congelaron el suelo para evitar que cualquiera escapara en vehículos o a pie. Y, finalmente, quemaron todo y a todos a su paso usando el aliento del perro ígneo.

No hubo forma de registrar evidencia alguna de lo sucedido. No quedaron sobrevivientes en el pueblo. Las fuentes oficiales declararon un ataque terrorista de un grupo desconocido que decidió no atribuirse el atentado.

«Min. Katana», por Blacksmith Dragonheart (video)


Presentamos un video para despedir a nuestro autor destacado del cuatrimestre, Danny Fabricio Córdova Alvarado (Blacksmith Dragonheart).

Más información aquí: Autor destacado: Blacksmith Dragonheart.

La obra es «MIn. Katana», un poema publicado originalmente en su blog: blacksmith-workshop.com.

De nuevo felicitamos a Blacksmith y agradecemos su labor y sus obras para Salto al reverso. Los invitamos a escuchar y leer dos recientes entrevistas en las que habla sobre su obra y sobre lo que significa pertenecer a Salto al reverso:

Consulten la lista completa de autores destacados aquí: Autores destacados. Hemos abierto una nueva votación para elegir al próximo autor destacado. ¡Esperamos su voto!

Dos obras por Blacksmith Dragonheart


Danny Fabricio Córdova Alvarado (Blacksmith Dragonheart) es el autor destacado de este cuatrimestre en Salto al reverso. Pueden ver sus obras para nuestro blog dando clic aquí y visitar su blog en blacksmith-workshop.com.

Más información: Autor destacado: Blacksmith DragonheartAutores destacados.

Estamos preparando una entrevista para conocer mejor a nuestro autor destacado. Les dejamos un adelanto:

Y compartimos con ustedes dos de las obras destacadas de Blacksmith Dragonheart:

Máx. Katana

Max Katana
«Bardiel desenfunda la Máx. Katana», por Blacksmith Dragonheart.

¡Y con un solo movimiento horizontal de la «Máximum Katana», Bardiel barrió todo el campo de rosas!

Una a una caían las frondosas rosas carmesí, inmediatamente luego de que sus raíces fueran cortadas y se marchitaban apenas tocaban al suelo.

Todos estábamos tristes, todos, incluso el viejo Jacob. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Bardiel, un capitán intachable, tirando abajo un hermoso jardín de rosas rojas, las más hermosas que se hubiesen plantado jamás en Blacks Gaea. Teníamos que volver a adornar ese jardín con lirios de origami, para que volviera a ser el siempre hermoso campo de flores de papel.

—¡Ánimo, chico! —abrió la comunicación Jacob, dirigiéndose a Bardiel— algún día tenías que hacerlo… podría haberlo hecho yo con mi lanzallamas, pero mira cómo se marchitan y se hacen polvo sin mucho esfuerzo —dijo, refiriéndose a las rosas—. No cabe duda que este trabajo era para ti, ¡es impecable!

¿Y qué era lo que hacía que las rosas desaparecieran? ¿La espada? ¿Bardiel? ¿O se trataban de rosas falsas, o de algún espejismo?
Bueno, las rosas eran genuinas, por eso todos estábamos tan tristes de que ese hermoso rosal hubiera sido destruido. El secreto estaba entre la espada y su esgrimidor.

La Máximum Katana es parte de un juego de dos espadas que fueron forjadas en los volcanes, muy cerca del Corazón de Blacks Gaea. Las dos katanas tienen las mismas características, misma cantidad de vueltas, misma aleación, mismo acabado, excepto en su longitud. La Máximum Katana es larga y la Mínimum Katana es corta.

Y se las forjó con forma de katana, al estilo japonés, por el corte limpio que ofrece y por la habilidad necesaria que debe tener el espadachín para su correcto uso.

No se trata de un simple par de armas para matar, el juego de espadas fue creado para armar a dos guerreros que serían elegidos para algo llamado «La Última Misión», en la cual las espadas jugarían un papel estratégico y defensivo, algo parecido a la misión que Bardiel acababa de terminar.

Bardiel fue seleccionado para esta arma gracias a su insistencia y avance en su entrenamiento. Si bien es uno de los guerreros más pequeños de Blacks Gaea, el entrenamiento que tuvo lo volvió sumamente hábil en el manejo de espadas. Luego, gracias al cumplimiento de algunas misiones importantes, se calificó para recibir la Máximum Katana.

Y así fue como Bardiel cumplió su primera misión con esta arma. Era penoso verlo hacer esto, pero él lo pidió. Aprendió que su principal misión, aquello para lo que había nacido y que deseaba cumplir con todas su fuerzas, no se resolvería al primer intento. Y para eso se le había otorgado la Máx. Katana, para cortar con los vestigios que quedaran de cada intento. Se le podría haber dado un hacha o un lanzallamas, pero Bardiel no era un bárbaro y debía tener un arma acorde a sus habilidades. Además, algo hermoso como un jardín de rosas no podría ser eliminado de esa forma, tenía que desaparecer al instante, y para eso estaba la Máximum Katana.

—¡Alerta! Todos a sus puestos  —esta vez quien abría la comunicación era Angeline— ,  la Damisela de las Rosas Rojas se aproxima a El Cable una vez más.

—¿Es en serio? —respondió Jacob de inmediato— ¡Pido permiso para abrir fuego!

—No te apresures, Jack —respondió Angeline.

—Seguro se trata de una trampa. Además, ya es mi turno de actuar —justificó Jacob.

—¡Concedido! Jacob, al primer hechizo atacas con todo, no te dejes burlar. Bardiel, regresa a las barracas. Gracias, Angeline, cambio y fuera —corté la comunicación y esta vez dejé que Jacob se encargara.

Ya era suficiente para Bardiel. No es que no sea lo suficientemente fuerte, al contrario, a él lo necesitábamos para misiones más importantes.

Ah sí, corrí antes de que la última rosa se desvaneciera, tomé un pétalo y lo contuve en una burbuja. No podía salir sin ganar nada luego de esa escaramuza, tenía que estudiar la magia de esas rosas reales demoníacas. Son hermosas, pero drenan demasiada energía de nuestra santa tierra. Y para eso fue creada la Máximum Katana, para preservar nuestras dulces nubes de canción de cuna y poder ver nuestros atardeceres púrpura sobre nosotros.


Fa Sol La Si

Fa Sol La Si
«Fa Sol La Si», por Blacksmith Dragonheart.

Tan hermosas ellas
con sus curvas armoniosas,
con sus cuerpos vibrantes;
en su frecuencia marcada
y en sus vestidos la clave.

I

Las cuatro amigas unidas,
armoniosas y siempre acordes.
Con su voz iluminan mis adentros,
volviendo barro mi mente de hierro.

II

No importa el tiempo
ni de qué mundo vienes.
Ellas resuenan en tu mente
bailando la canción del momento.

III

Ellas te acarician y susurran.
¿O eres tú quien las doma
y conjuras pentagramas
para que bailen en tu sala?