Me abraza el frío
y el gris extendido
en el día de hoy.
Unos golpes continuos
en el techo, me avisan
de que el piso de arriba
ha despertado.
Se cuela por mi ventana
el olor a café y a tostadas.
Maldigo al fuego
que las quemó, abrasándolas.
Dibujo una línea única
que me une al día de ayer
y a la mezcla de aromas que poseen
las sensaciones infantiles de mi nariz.
Cuando otras manos
hacían alquimia conmigo,
al conseguir la combinación exacta.
La que esclaviza mi suspiro.
La que libera al sol,
de algunas nubes,
para que pueda salir.
Y me abrace
poniéndome en libertad
ante su calidez.
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