La gente viva


La gente viva

Veintinueve


Sin buscarte apareces,

y no sé si es mi martirio encontrarte,

o suerte.

Porque sufro cuando te veo en la calle,

de lejos,

y sé que en otro piensas,

y sé que con otro estás.

Y sonrió por dentro.

Y estás tan guapa como en febrero,

como los árboles en primavera,

como las flores que florecen en invierno,

como las aves dueñas del cielo,

como todo lo bello que no tengo.

Y estás tan guapa, 

como en todos los años bisiestos,

que te vienes a aparecer.

Finales de agosto


Los días han caído
sobre los balcones.
Los gorriones pican
las últimas migajas
de agosto. Los edificios
tapan su rostro a contraluz.
Y no queda ninguna ventana
cerrada. No queda ninguna,
que no anuncie sus intimidades.

Escardo


Cardo de Castilla

Tantas espinas,
de verdes matorrales
escardo la flor.


Ejemplar de cardo (Carduus acanthoides) que crece espontáneamente en un jardín de Montevideo. La flor púrpura es un suave deleite visual en esa pinchuda mata; y el verbo «escardar» del título se refiere a separar lo bueno de lo malo…

(A)saltando el ramaje


Arbol helecho boca de sapo

Verde rareza
de muy blanca floración
brilla en lo alto.


Ejemplar en flor de boca de sapo (Antirrhynum majus) que brota en un tronco de árbol, arropado por un frondoso helecho, en una vereda de Montevideo. ¿Un salto al reverso de la vegetación, y en color blanco?

No voy a olvidar que…


Para mi hermosa Mirosh.

No voy a olvidar que estás impregnada
en mis olores y sabores.
No voy a olvidar que estás en cada flor amarilla
que aplasto en la calle, nuestra calle.
No voy a olvidar que estás en cada atardecer
y en el sonido bravío frente al mar, nuestro mar.
No voy a olvidar que estás en cada minuto
que respiro amor y alegría en mi vida, tu vida…
No voy a olvidar que estás ahí, en ese espacio sigiloso
y esquizofrénico, entre las sábanas y el colchón, en ese mágico,
chocante y delirante espacio que añora constantemente
nuestros combates de piel con piel y pura miel.

No voy a olvidar que estás en mis sensatos destellos de luz
y de rebeldía. Tu loca, exquisita e insolente rebeldía acariciando
e incitando siempre a la mía, nuestra rebeldía.
No voy a olvidar que estás en este espacio vital, gravitante,
acompañándome, consintiéndome, animándome, añorándome
y desde luego requiriéndome y deliciosamente amándome.
No voy a olvidar que estás en mi mente y no sé cómo,
pero atestando delirantemente con amor, pasión, lujuria y ternura,
cada momento de mi vida, de nuestras vidas y nuestro amor.

Te elijo a ti


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Foto: Brooke Cagle (CC0).

 

Te elijo a ti, más que a las prisas matutinas

y al reloj que marca los pasos hacia esa calle desierta,

sin propósito ni miradas despiertas.

 

En este sueño sin miedos ni sentido, te elijo a ti.

Porque bailas en la cuerda floja del destino, dejándome caer,

sin esperar más de lo que hoy quiera ofrecerte.

 

Te elijo a ti, por encima de mis sombras y locuras,

por debajo de estas sábanas donde la vida comienza

cuando muerdes mis labios y atrapas mi deseo sin preguntas.

 

 

Te elijo a ti, en medio de esta vida congelada de diciembre,

lejos de las luces de este árbol desnudo de promesas,

llenando de vacíos y esperanza mis heridas de muerte.

 

Sí, te elijo a ti, igual que la vida abraza el aire,

con domingos de café y bicicleta; sin ruidos ni testigos.

Sin un «para siempre», solo tu alma en mi latido.