Sin habla
las palabras sobran
donde abundan las miradas.
Se escapa el último suspiro
en un ocaso que no acaba
porque se torna eterno cada instante,
estos momentos
que te sostengo
que me sostienes
que nos vamos
y te vienes,
que te deseo sin mayor recelo,
de mis labios
en tus piernas
del hastío ya extinguido
de estos minutos
este tercer jueves de enero
de esta vida que es una y nada más.
Ahora,
hoy,
el respiro
el viento en tu pelo
mi cabeza en tu pecho,
sombrío se vuelve el espectro
que nos corroe y atormenta
recordándonos que hay que despertar
cuando mejor sea.
Y nosotros reacios
nos inmutamos en uno solo
negándonos a escuchar.