Rebato


 

Fotografía por Crissanta.

Are you sleeping?
Are you sleeping?
Dormez-vous?

¿Duermes tú?
¿Duermen ustedes?

¿Es que acaso alguien vela
mi descanso
y no, como siempre,
al contrario?

La fuerza sobrehumana
que me sostuvo
durante el paso de la muerte,
durante el trance de dar vida,
ha cesado.

Pero suenan las campanas,
tocan a rebato.
Llega el día
a la vez temido y esperado.

Ay de aquellas
que estén criando…

Más yo tengo escudo
alrededor de mí,
un alto refugio,
una fortaleza.

No temeré a diez millares de gente
que pusieren sitio contra mí.

Si todos duermen,
me mantendré despierta,
fija en la vela,
fija en la espera.

Una pintura peculiar Feng Shui


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Siguiendo las instrucciones de Feng Shui para ayudar a las buenas vibras en el cuarto del nuevo apartamento de mi hija Limari en el Viejo San Juan, Puerto Rico, diseñé y pinté esta escena de la naturaleza. Consta de 6 cuadrantes 10” x 10” de montañas verdes y marrón en diversas tonalidades, de un valle en matices violetas con flamantes flamboyanes y frescas flores de brillantes colores bajo un crepúsculo en tonos de amarrillo, anaranjado y marrón con cuatro gaviotas blancas surcando el cielo. Todas en armonía tridimensional creando un balance entre las seis piezas y sus colores para trasmitir paz y armonía con Dios y su naturaleza. No estaba permitido utilizar tonos de azules ni nada referente al agua. El medio utilizado es acrílico y dos capas de barniz mate. Cabe señalar que se encuentran distribuidos alrededor de la pintura (se puede apreciar en el original) y yacen en camuflaje los nombres de su hijo, familiares y personas especiales en su desarrollo como ser humano. Fue una experiencia difícil pero maravillosa el trabajar con restricciones de colores y sin el elemento agua en un escenario de la naturaleza. Pero me lo disfruté, espero que ustedes también.

Jamás la perderé


Estaban las hermanas recogiendo las cosas, antes de vender la casa que había sido de sus padres.

—Aurorita, ¿tienes idea de dónde está la foto en la que mamá me está enseñando un libro? —preguntó Lorena, mientras buscaba en un baúl en el ático.

—No sé de que foto me hablas —contestó la hermana.

Lorena bajó del ático, yendo hasta la cocina, en donde Aurora recogía la vajilla y la ponía adentro de una caja.

—Es aquella, en la que estoy sentada en la cama de pilares —dijo acercándose para ayudar a su hermana—. Todavía los pies me colgaban y mamá me mostraba un libro. Bueno, era más bien un panfleto. Me hablaba de Dios, y yo, miraba la lámina en la que Él estaba parado sobre un globo terráqueo con los brazos extendidos. El globo estaba suspendido en el espacio, que era de un color azul intenso, poblado de estrellas. Recuerdo que le pregunté a mamá que de dónde venía Dios. Ella me contestó que de la nada. Entonces, yo le pregunté que qué era la nada.

—¿Y qué te contestó? —preguntó Aurora, interesada.

—No recuerdo —contestó Lorena, haciendo un esfuerzo por recordar—. Tal vez me dormí.

—¿Y la foto? ¿Quién la tomó?

Lorena hizo un largo silencio. Luego sonrió.

—No existe. Me acabo de dar cuenta de que no hay ninguna. Es que ese momento está tatuado en mis recuerdos, como si fuera una fotografía. ¿Sabes, hermana? Esta, no importa lo que pase, jamás la perderé.

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Un mensaje para Dios desde el Infierno…


Querido Padre:

La temperatura está bajo cero y el rojo de mi piel se vuelve púrpura. El sudor se congela desde las sienes hasta los tobillos. Tengo miedo a ser descubierto. Solitario con HIV positivo, sin comadrona en este inesperado parto.

Esto me pasó por promiscuo, por insolente, por desquitarme de la traición de mi expareja. Me siento sucio, no deseado, amado solo por el deseo sexual de algún glotón o sanguijuela hambrienta. Detesto a los vampiros insaciables que intentan chupar la felicidad aún coagulada en las venas. La empatía se escapa por los poros de mi cuerpo contaminado en cada arranque de bipolaridad. Pero el sexo me enloquece, es la droga, el elixir que nutre las ansias de venganza.

Y tú no te detienes. ¿Por qué esa insistencia en acosarme, en querer cambiarme, en convencerme que soy bueno? Sigues enviando ángeles de tu escuadrón para que me detengan. Al final, morirán igual que todos tus emisarios. El próximo será una abeja más en mi colmena, después de haber depositado la miel virgen en mi organismo lo condenarás.

No soy digno de amar ni ser amado. Aborrezco a los arcángeles enviados por ti para redimir mis pecados. Lo sabes, te advertí acostarme con Lucifer tan pronto entrara por el umbral de las Tinieblas. Soy omnipotente, mi Señor. Indomable, bizarro, inconcluso, lleno de aberraciones. Escribo mis propios cuentos. Soy único, creativo, implacable, sin una pizca de principios ni arrepentimientos. No valgo la pena, lo sé, aunque el terapista insista en lo contrario. En el registro de mis obscenidades sobresalen vírgenes y serafines que por tu terquedad han ido a parar a las sartenes del Infierno.  Los pobres sucumbieron a las tentaciones. Soy resistente al amor. Tú me hiciste a tu imagen y semejanza. Acéptalo. Soy tu mejor creación después del Diablo.

Ahora vuelves a intentarlo. Esta vez, te confieso has sido muy astuto. Me envías un doble, en apariencia opuesto, pero en esencia tan parecido. Es como un nuevo personaje entre mis líneas; noble, honesto, limpio, todo un santo varón, cargado de valores y buenos sentimientos, pero vacío en el fondo. ¿Cuál es tu nueva estrategia? ¿Hacerme creer que él es real? ¿Qué hay alguien capaz de querer compartir su vida con un condenado? ¿La pareja ideal? ¿Alguien con la facultad de ver la pequeña luciérnaga atrapada en la oscuridad de mi caverna? Dios, me crees tan estúpido. Sé que escribiendo fábulas y fantasías eres el número uno en la historia. Me rebasas por mucho. Cuando un libro se sigue vendiendo después del primer año es un Best Seller, y con la Biblia, rompiste el récord.

Tengo que ser más listo y no dejarme hipnotizar por la candidez de este nuevo amigo. Si no me cuido puedo amanecer crucificado. Sin embargo, él no tiene miedo de acercarse. Sabes, este juego me gusta, hasta me excita su persistencia en sonsacarme. Está loco, completamente enamorado, sin miedo a contagiarse por cortejarme. ¡Qué tronco de novelón, Padre Celestial!  ¿Quién demonios te edita la lírica de mi destino?

Otro insecto para mis telarañas. Haré alarde de tarántula y lo devoraré lentamente, extremidad por extremidad, después de haberme degustado su ponzoña. Espero que no te enojes por mi irreverencia, después de todo no necesito protección, ni temo a algún tipo de contagio.

Soy libre de follar al hombre, a la mujer, al joven, a la vieja, al transexual, a la puta, a la lesbiana, a la muñeca, al burro, a los muertos, ¡hasta a mis personajes! La variedad del menú es infinita y a la carta. No tengo termómetro para medir el calor del desprecio hacia mí mismo. ¡Coño, qué erótico es el odio en todas sus manifestaciones!

Hoy en la noche lo invitaré a pasar a mi alcoba. No me conmueve ni un ápice el sentido de la responsabilidad. Cumplí con revelarle el peligro y él continúa en su peregrinación hasta mis adentros. Lo que busca lo encontrará, y tú, Todopoderoso, serás el único responsable. Estoy harto de tus retos.

****

Él irrumpió desnudo en la habitación con un aroma fresco a orquídeas. De pronto, todo se oscureció y una luz me atravesó el alma. No me tocó ni una mano, pero lo sentía exhalando perfumes sobre mi cuerpo excitado. Logré mirarlo a los ojos y la oscuridad me fue absorbiendo las entrañas hasta dejarme seco. Su cuerpo hirviendo me quemaba de placer. Sus cuernos dorados se derritieron sobre mi espalda y quedamos fundidos para siempre.

Padre, Hijo y Espíritu Santo, enviaste a Satanás para conquistarme, y yo como un tonto… aluciné. Me atrapaste. De vuelta al mismísimo Infierno.

Tu hijo, Mefistófeles

Ni dioses, ni adioses


Elvira Martos

 Tú te desnudas lentamente.

Y yo dejo de creer

ni en dioses,

ni en adioses.

Cenizas con alma


Nos amarran, amordazan, golpean, escupen. Nos queman. Sepultan cuarenta y tres voces. Nuestras cenizas suben rápido a las nubes. Protestan, porque aún tenemos conciencia. Se condensan nuestras almas, nuestros gritos en el cielo. Llueve y esta vez lloverá más de cuarenta días y cuarenta noches. ¿Noé, dónde te encuentras? ¿Dios, por qué me has abandonado?

Hacia una poesía mística


Es curioso ver cómo en nuestros días, la gente urge por demostrarse a sí misma una espiritualidad. La espiritualidad o las energías que nos rodean y nos guían…toda esta onda esotérica que nos invade. Además que nosotros como buenos occidentales consumidores, nos venden la idea de los ejercicios de meditación en grupos por diferentes horarios “-nos vemos en el Nirvana a las cinco ¿va güey?-“ Toda espiritualidad tendemos a reducirla a simple materia. Luego, cuando todo parece más banal, salen voces abismales del pasado que se presentan ante nuestros ojos y ante nuestra bendita ignorancia para abrir un tanto la claridad humana en nuestro ser individual. Estas voces abismales de José Gorostiza, Jorge Cuesta, Octavio Paz, Georges Bataille, las llamo así por sus alcances; por sus continuos ecos que a muchos de sus lectores nos pueden sacar de estados de angustias que parecen sin salida, ni explicación, aunque a veces sea tan sólo para entrar en otros terrenos laberínticos.

Desde aquella lejanía, que es la muerte, se aparecen estas voces vinculando a ésta última con el erotismo; este vínculo entre la muerte y el erotismo es de una naturaleza mística. Es el desgarramiento del ser; el abandono de uno mismo a través de la enajenación. El embeleso experimentado tanto física como espiritualmente se da en la vida interior y en la comunicación interior que hay con Dios (en el caso de Gorostiza, específicamente).

Jorge Cuesta condena esta falsa religiosidad en la que la vida interior está trastocada y sólo le interesa aparentar. Condena finalmente a todos aquellos que estancan con sus inútiles discursos el desarrollo óptimo del amor. Levanta por encima de otros a Gorostiza para dar a entender lo que de él aprendió acerca de la entrega, del arrobamiento ante lo descocido y la entrega total a la ruptura del ser. Aboga pues, por una vida interior que de un sentido a la entrega para llevar a cabo esa experiencia interior. Esta entrega es irracional. Es un paso a la muerte, un camino a lo desconocido que además es tortuoso; necesario para la purificación espiritual. Para ejemplificar esto nuestro autor, Jorge Cuesta, se ve obligado a mencionar a San Juan de la Cruz, primer místico español junto con Santa Teresa de Ávila que en sus moradas nos explica el proceso desde el abandono, el desconocimiento, la purgación, el arrobamiento y, finalmente, el triste regreso al mundo que somos; seres mundanos somos.

Nuestro espíritu busca librarse de su condición mundana y la búsqueda se lleva a cabo en la unión mística con el Ser, o Dios… El erotismo es la búsqueda de la completitud y el misticismo es un aspecto de complemento con un Todo. Así es como el autor Jorge Cuesta invita a sus lectores y a cualquiera que haya contribuido al estancamiento del amor, -aquellos a quienes él mismo llama “momias del amor”- a que hagan una relectura de Muerte sin fin de José Gorostiza y divaguen en el interior de su ser y repiensen su vida interior a fin de ponerla en práctica sin falsedades o bloqueos que la anulen. Nos exhorta a creer en las experiencias internas de la conciencia y a no dejarnos llevar por la corriente materialista. Conduce nuestra mirada hacia el interior de nuestro ser para reconocernos seres incompletos y en perpetua búsqueda.