Yerushaláyim & Mockba


jerusalem y moskau 001

Las esposas de los dioses.
Una es buena y otra, extraña y misteriosa,
una tiene un sello en la frente y la otra tiene puntos rojos allí.

Los dientes de una son como ovejitas y los de la otra son de oro,
una es rolliza y hermosa y la otra es gorda y vieja.
Sin embargo una es amarga y la otra es dulce.

Con una es difícil llegar, a la otra le pagas y se te tira encima.
A la una: ¡Qué bonita eres! Y a la otra: ¡Un, dos, tres!
Los héroes cantan al amor y los pioneros le cantan a Lénina.

Una cuida su piel con su alimentación, la otra la maquilla.
La sabia viste sus pechos para erguirlos y la otra se los implanta.

Juan vio una ciudad que no está aquí.
Y yo veo lo que no ves cuando duermes.
¿Quieres saber todo de ellas?
Veo lo que no ves cuando estás en frente de mí.
Veo lo que no ves cuando me hablas a mí.

Las esposas esperan, la guerra inicia donde ni te imaginas
y los dioses ya eligieron sus armas:
Jerusalén, Jerusalén, ¡qué bonita eres!
Moscú, ¡un, dos, tres!

Ama’de Darïku


¡Corre! Huye a prisa del fuego danzante, la multitud moribunda conspira por tu muerte condenada sobre la llama ¿Contra qué símbolo de la verdad mundana arremetiste ahora? Debes aprender que con el pueblo conservador has de comportarte con cuidado, hasta el más sencillo argumento o acción puede despertar en ellos una revolución defensiva con extremismos y fervor agresivo.

Las montañas oscuras donde los peligros abundan, hacia allá te diriges en búsqueda de resguardo; un lugar seguro en medio del misterio… los árboles turbios danzan entre sí, susurran secretos que a tu oído ponen tenso y a tu cuerpo lo hacen sentir denso. Pero no te dejas ceder al miedo, aguantas el frío y miras con lujuria el tesoro que has hurtado.

El pueblo te busca, te has robado su más sagrado artefacto. Los materiales con que está hecha tal reliquia son de origen divino, recursos no renovables que solo se ven una vez cada milenio; forjados por algún súbdito de la realeza desconocida, de la más alta sangre y con aros de luminiscencia sobre sus cabezas. Cabeza, lo que la gente reclama de tu errante humanidad, la audiencia quiere justicia, sangre y pedazos de carne para a sus propios demonios calmar.

¿A dónde te has llevado las Sauditas del altar?

Dicen en el pueblo de Badusa que el dios DerPa’h descendió desde lo alto de la montaña hace 200 lunas atrás, traía consigo el fuego original, aquel que nace justo en las profundidades rocosas del mar; en una mano lo sostenía sin sutileza como si el mismo brotara de su interior; en la otra mano cargaba el agua fosilizada del espacio, la energía más pura que cualquier mortal haya visto antes en su vida mortal y espiritual.

Ambos recursos de alta potencia era tan poderosos como delicados, así que, como siguiendo un plan trazado por alguna entidad superior, DerPa’h los depositó juntos en el gran florero Agros, ese monumento natural tallado en piedra y recubierto con plata, que honraba a los vivos que habían pasado al mundo intermedio. El dios mezcló los ingredientes con la tierra, y decretó que la energía brotaría de una nueva fuente de vida.

Así fue, durante muchos ciclos terrestres. Y así continuará siendo. Todo está en tus manos, Ama’de Darïku. El pueblo habla desde su furia pero no entiende tu propósito y todo lo que arriesgas.

Te conocerán como el ladrón de flores, pero en realidad eres el portador del fuego vital. La real energía que, junto al néctar del agua fosilizada, lograrán crear un nuevo mundo, alejado de la química destructiva a la que se dirige el humano rebelde, que no tiene causa y por eso se rebela, atentando contra sí mismo, sin fin aparente.

Que arda la tierra antigua, y un nuevo mundo pueda surgir…

Ama’de Darïku.

 

La petición de Cronos


Balzak vs Cronos
El dios de lógica Balzak a punto de chocar sus cargas de energía para anular la flecha de Cronos.

De vez en cuando recibo visitas ilustres en mi taller. A veces son magos, guerreros, dioses, alquimistas y un gran etcétera. A veces vienen en persona. Y otras, como esta que les voy a contar, me visitan usando uno de los portales que tengo en una de mis tantas salas. Es en uno de esos portales que recibí la visita de un titán.

Entre los titanes, que están incluso por encima de los dioses, existe uno que es el más influyente de todos: el titán Cronos. Cronos tenía un pequeño problema entre manos. Luego de terminar de leer el libro de los siete sellos, que nadie podía abrir, hizo una solicitud al dios de lógica, que tiene por nombre Balzak.

—¡Enano! —exclamó Cronos, con una voz retumbante, a través de uno de los portales—. Necesito que hagas una de tus transmutaciones para mi.

—Tienes suerte —le respondí con toda calma—,  justo tengo cerca a quien buscas. ¡Balzak, te buscan! —exclamé hacia afuera.

Balzak y su esposa probaban algunas armas nuevas en las barracas que están fuera del taller. Balzak respondió con emoción a mi llamado, pues hacía mucho tiempo que no tenía alguna misión realmente emocionante.

—¿Enano? ¿Y qué es lo que necesita el titán Cronos de este enano?— dijo Balzak mirando por el portal. El portal se ve como un simple espejo negro mientras no se atraviesa, así que entre los que estabamos allí en mi taller podía verse que Balzak no era ningún enano.

—Ven, te mostraré lo que necesito —dijo Cronos a Balzak.

Balzak entró al portal y estableció contacto con Cronos en una de las dimensiones virtuales donde puedes encontrarte con quien sea, con tan solo pulsar un botón. Sé que todo esto suena increíble y de ciencia ficción. Pero, como buen herrero, juro que todo es verdad.

El guerrero de lógica, Balzak, es tan solo uno de los generales más fuertes de Tierra Negra y obtuvo el título de dios de lógica cuando la reina de Castilla, sin conocerle, pudo sentir su energía incluso a través de universos de distancia.

Cronos, en cambio, es una entidad compuesta principalmente por un ser que destronó al primer Cronos y que tomó su puesto. Así como Jesús tomó el trono de Jehová (según algunas religiones), como Siddhartha se volvió un Buda, y muchos otros casos que conozco.

En cuanto apareció frente a él, Cronos fijó un reto para Balzak y le apuntó con una flecha impulsada por dos cuerdas.

—Necesito saber cómo transformar esto en energía pura, para poder manipularla a mi antojo— dijo Cronos, refiriéndose a su flecha cargada.

—¿Eso es todo? ¡Ja, ja,ja! —Balzak lanzó una carcajada.

—Sí, es todo. Solo quiero una pequeña muestra de tu poder. No necesito mostrarte todos mis planes —le contestó el astuto Cronos.

—Esto se hace así —dijo Balzak—.  ¡Lanza tu flecha!

Cronos lanzó la flecha en cuanto vio que Balzak conjuraba algo con las manos. Hecho eso, Balzak tomó las cuerdas con las que la flecha fue impulsada y, con su conjuro, las convirtió en energía pura. Cuando la flecha estaba muy cerca de él, combinó en sus brazos las energías que fueron generadas por el conjuro y las sumó en un solo rayo de energía pura, con el que anuló completamente la flecha.

Cronos quedó maravillado ante la escena protagonizada por el dios de lógica.

—¡Gracias, enano! —dijo Cronos, muy agradecido—. Ha pasado tanto tiempo que ya no recordaba esos conjuros ni como usarlos.

—Cuando quiera, señor —contestó Balzak, haciendo una venia y retirándose.

Balzak dio media vuelta y volvió al taller a través del portal.

—Ahora mis hijos y aprendices sabrán quién me ha recordado esos viejos conjuros. Balzak, lo que me has mostrado es increíble. Te has ganado mi favor —la voz de Cronos retumbó en el taller.

 Y así fue como recordé que la supremacía de un ser no está en su título. Fuese este un dios, un titán, un guerrero o un simple humano. El poder de un ser se encuentra en lo que es capaz de hacer, si lo hace.


Relato e ilustración por:
BLACKSMITH DRAGONHEART

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Así fue en el comienzo…


Había una vez dos unicornios. Descubrieron la sal de la tierra. Traspasaron la diadema de espinas de un mundo sin respuestas. Se enamoraron y trasmutaron sus cuernos de luz a hierba. Comieron los dos hasta saciarse la esencia de la vida eterna. Han pasado seis lunas desde que sus cuernos le sirvieron de alimento. El ayuno fue el antídoto para la absolución de un entregarse sin fronteras. El silencio se adueñó de la fauna y el color de la tierra se lució al recibir los primeros claros del séptimo día. No fue hasta ese momento que sus cuerpos calmaron su gula. Las estrellas y otros astros celestes aclamaron que Dios les permitiera observar desde lo alto la culminación de esta unión indivisible. Estos seres fantásticos completaron el rito. Por fin la Imaginación había sido engendrada.

Todo era tranquilidad. El manantial abrió las cortinas de agua dulce para que las sirenas cantaran  el himno de bienvenida al primogénito. La única sirena negra era la guía de las anfibias. Su belleza resaltaba entre las demás y su voz era el eco del océano. Miles de hadas y duendes entusiasmados conmemoraron el milagro. En el centro del lago apareció un gigante cristalino y con su tridente bautizó a la criatura luminosa. Era el primer dios mitológico que aparecía en este mundo onírico.

Con el nacimiento de la Imaginación todas las criaturas mágicas brotaron de la nada. Desde hoy ya no habrá límites. En esta dimensión no existen coordenadas, tampoco minutos. En las profundidades de sus playas nadarán los artistas y naufragarán los traidores de la magia. En consecuencia, los descendientes de Adán y Eva en el mundo real paralelo contarán con la opción de soñar.

Dos paraísos coexisten, ambos creados por Dios. En el paraíso irreal permanecen los padres de la Imaginación, aún en éxtasis. Por su parte, ella se dedica a concebir a los dioses que controlarán las leyes del mundo fantástico con el consejo de sus progenitores. Con una semilla de girasol y unas cuantas lágrimas de hadas madrinas erigió la casa de los dioses.

En unos minutos creó decenas de ellos, de diferentes sexos y razas dando la responsabilidad a cada uno de los elementos que generan la vida. El elemento del agua fue la excepción, ya que sus padres lo habían creado justo para su nacimiento. Por su parte la Imaginación visualizó a un dios tan fuerte como el trueno para que controlara a los demás. De esta forma, ella pensó disfrutaría más del paraíso.

Al cabo de mil lunas llenas, no tardaron en llegar los conflictos. El dios que gobernaba comenzó a mostrar cualidades humanas del mundo real como la envidia, ansias de poder y deseos lascivos. Sexus ese fue el apodo de sus pares por su desenfrenada pasión carnal. El erotismo conquistó los dos paraísos y el sexo se propagó como una necesidad básica en ambos hemisferios. El primer error de los dioses fue traspasar las fronteras entre los dos mundos y procrear criaturas híbridas. El sexo no fue el problema, la mentira y la traición para sobresalir en fama y poder fue el verdadero pecado original. Desde este momento, ni Dios ni su hija predilecta la Imaginación han tenido descanso para buscar la paz en sus mundos.

El dar tanto poder a estas criaturas mitológicas fue una equivocación grave. No pararon las intrigas, los atropellos, los raptos, las desobediencias entre ellos y violaciones contra los mortales. Bajo la excusa del libre albedrio los humanos cometían errores garrafales, pero los dioses, semidioses y titanes con sus poderes sobrenaturales crearon el caos en el planeta.

Dios decidió terminar con semejante osadía y dejó escapar a los titanes que los dioses mantenían encadenados en el infierno. Mientras la Imaginación compartía unos momentos de alegría con sus unicornios, los dioses y titanes se destruían entre ellos. Ninguno sobrevivió. La esencia de la inmortalidad se esfumó para siempre.

El mundo de los sueños quedó sin gobierno y la propia Imaginación tuvo que fungir como regente por unas cien noches de lunas nuevas. Sus padres la consolaron, el desamparo la arropó. Por primera vez se posó la duda sobre ella y se preguntaba si el bien podría existir sin el mal.

Los dos unicornios al ver a su hija entristecida no cesaron de llorar por cuarenta días y cuarenta noches. Finalmente todo recuerdo mitológico quedó sepultado. Millones de partículas multicolores mágicas le devolvieron la pureza al lago-pesebre que la vio nacer. Ella por fin entendió que cuando los seres que habitan en un lugar son nobles y auténticos, el poder, la autoridad y la tiranía de gobiernos impuestos sobran. Desde entonces,  se prohibió la entrada de criaturas imaginarias al mundo real.

Mientras que en el mundo mortal se construyó un arca para salvar a los elegidos del diluvio, el mundo fantástico no corrió la misma suerte. Todo quedó como en el principio, solamente energía y  luz. Cientos de polvos cósmicos danzaban entre los unicornios-padres. La Imaginación comenzó a brillar más y más según iba aumentando  el ritmo de las partículas multicolores, que bailaban ante el canto a capela del único coquí que sobrevivió a la inundación.

La Imaginación dejó escapar decenas de hilos de luz de su minúsculo centro y al final de cada uno fueron reapareciendo hadas, duendes, unicornios, centauros, libélulas, sirenas, dragones y brujas  buenas, caballos alados, árboles parlantes y magos.

Al  guiñar uno de sus ojos luminosos se repoblaron los sueños con miles de seres fantásticos. La duda fue exilada del mundo onírico. Ella recibió asilo en el mundo real, luego que Dios aplacó su ira y le aprobó la entrada.  Nunca regresó a su lugar de origen. Fue bien acogida por las mortales. Cada vez que estés indeciso, deshojando margaritas, en cada pétalo escucharás el gemido de la duda creando el temor a los que jamás serán felices por acobardarse ante lo desconocido.

La duda fue la última criatura imaginaria que logró entrada al mundo de los mortales por muchas lunas.  Por su parte, el bosque encantado había renacido. El mundo mágico estaba completo aunque no perfecto.  Todo en equilibrio.  El peligro era la prohibición. Las criaturas imaginarias no podían cruzar al mundo real. Tampoco las reales tenían acceso al mundo de los sueños. Por quinientas lunas nuevas los mortales dejaron de soñar. Los narradores del mundo mortal solamente podían relatar exactamente  lo que sucedía, sin metáforas y sin creatividad. Las historias monótonas, poemas desabridos en blanco y negro se convirtieron en rutina, en ley. Solo había espacio para las memorias planas, cero poesías, cero cuentos fantásticos. La escultura, la pintura, la literatura y la música fueron reducidas a un simple eco de la realidad.  El erotismo fue marcado como tabú y un delito grave en la expresión artística.

La Imaginación solicitó audiencia con Dios para ver cómo se podía solucionar este vacío en las artes. Dios fue misericordioso y transó para que únicamente los artistas pudieran soñar. Así las musas no se afectarían.  Y con un suspiro tenue se hizo la luz. Las criaturas fantásticas eran libres de  viajar entre ondas telepáticas y fertilizaban a las mentes de los artistas a través de los sueños y de la inspiración. Pasaron millones de noches sin lunas hasta que los descendientes del pueblo de Moisés volvieran a soñar.

El Creador de todo lo posible levantó la prohibición y uno de los tesoros de la tierra prometida al pueblo elegido fue cumplido finalmente: tener la capacidad de soñar con libertad.