
Te busco en la oscuridad
donde ya sé que no estás,
sondeando la incógnita
de la audiencia muda
tras el éter que se vislumbra.
Doy mi mejor sonrisa,
la única
en estos tiempos de bruma.
¿Dónde estás?
Recibo un ramo de rosas.
Y tú, de nosotras,
claveles y lirios,
crisantemos,
gardenias.
Solo el duelo me ha hecho reconocerlas;
sobre todo a ellas,
las astromelias,
que florecen tras días,
en belleza tardía.
Como yo,
que llego tarde
a todas las despedidas,
que entiendo tarde
las pérdidas y las cenizas,
que entierro tarde
las cosas que se terminan.
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